La casa se despliega horizontalmente en una planta con un eje corrido que es impuesto por una gran columna revestida en piedra. El protagonismo de este elemento genera resguardo y convierte el acceso en un camino inductivo precedido por una suerte de gran atrio que demora el ingreso. El juego de volúmenes establece cajas que se comunican entre sí e imponen el ritmo que aliviana el peso de la estructura. Un segundo muro de piedra, bajo y ancho que se corresponde con la trasera del parrillero. En la contra fachada el elemento integrador es un gran arco que incluye delgadas columnas de hormigón pintadas en color negro. Todo lo que niega la fachada en su contacto con el exterior, lo abre en la contra fachada definida a partir de ventanales importantes.
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Redacción Diego Flores
Fotografía Sabrina Orr
