El proyecto desarrollado por Hassen Balut para actualizar una casa tradicional del viejo Carrasco fue animado por la inquietud de recrear las atmósferas de la época, dotándolas de todo el confort de nuestro tiempo. El estudio de los colores, las texturas y las formas significó para el reconocido diseñador la posibilidad de viajar en el tiempo para rescatar lo mejor de los años cuarenta.
La intención original pasaba por actualizar el viejo chalé para dotarlo de la comodidad necesaria que demandaba la nueva vida que se proponía para él. El dialogo de Hassen Balut con los habitantes se prolongó en numerosos encuentros y significó la posibilidad de trabajar intensamente en la constatación de la vigencia, calidad y calidez de una estructura proyectada por el arquitecto Alberto Verdier en el año 1939. El viaje hacia la época que desplegaron Balut y su equipo fue intenso y no se reservó nada. La mirada profunda e inquieta que caracteriza al diseñador se define, sustancialmente, a partir de su pasión por el diseño y su historia y por la clara influencia que en sus diseños ejercen notables autores de la primera mitad del siglo pasado. Fue así como rápidamente el proyecto comenzó a jugar alrededor de la idea de rescatar las esencias y sabores de los años cuarenta en un Carrasco fundacional que despuntaba como barrio jardín y exhibía la vitalidad del Art Decó tardío que en nuestra sociedad se manifestó de una manera singular.
«…la idea se apoyo en la necesidad de mantener la identidad de la construcción, revalorizarla, pero sin menoscabar el fuerte carácter de época que evidenciaba en todos sus detalles constructivos. Con mucho respeto comenzamos a incorporar un nuevo vocabulario basado, estrictamente, en los códigos de la vieja guardia… » nos comenta Hassen Balut mientras recorremos el acceso que nos conduce hacia la casa.
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Redacción Juanchi Flores
Fotografía Horacio Reyes Páez