Gracias a su talento, constancia, sana curiosidad, Sofía Ruiz es ya, -hace un tiempo- referente en el ámbito local en cuanto a diseño de interiores se refiere. Desde su estudio ubicado en Punta Carretas -hoy también en Carrasco-, ha ambientado e interiorizado infinidad de hogares, todo siempre con su impronta y sensibilidad. Hablar con Sofía resulta siempre una especie de aire fresco; en esta oportunidad -con la natural excusa de difundir uno de sus últimos trabajos-, me cuenta al respecto de las últimas tendencias en Europa, al respecto de texturas y diseño, con algo de apuro ya que estaba por viajar para ver a la banda Mötley Crüe. Así es Sofía. Resulta en esta oportunidad interesante, repasar junto a ella su vida profesional, y los distintos caminos que la han llevado al lugar que ocupa hoy en nuestro cada día más nutrido, paisaje local.
“Mi infancia fue atípica para esa época, mis padres se separaron cuando yo era muy chica y dada la situación, sumado a que ambos son fanáticos de los viajes, viajábamos mucho con mis hermanos, si no era con mi mamá era con mi papá. Desde los 7 o 8 años ya traía en mi valija siempre algo para la casa o para mi dormitorio, siempre me llamaban la atención las cosas para la casa y lo novedoso. En casa se le daba mucha importancia a lo estético, estaba muy linda puesta por una decoradora muy reconocida y eso fue algo que yo siempre observé y admiré desde muy chica. Cuando tenía 13 años tuve mi primer dormitorio sola (antes dormía con mi hermana) y con previa autorización de mi madre, compre todos los materiales y lo pinté yo misma, de un color ocre (espantoso para un dormitorio), me había traído de Estados Unidos una colcha azul con toques de ocre que estaba feliz de estrenar, compre algunos accesorios; una luminaria para el techo… yo estaba encantada, y esa fue mi primer “creación”. A los 16 años ayudé a mi padre a decorar su chacra, lo acompañaba a los remates, comprábamos muebles, vajilla, y todo para que quedara divina, él confiaba en mi gusto, a mí me encantaba buscar cosas, restaurarlas: las lijaba y pintaba cuando era necesario, armaba lámparas de caireles, entre otras cosas. Luego mi abuela se mudaba y me pidió asesoramiento, le hice un mini “proyecto” elegí telas, terminaciones, mande a tapizar todo, compre alfombras entre otras cosas, era muy chica, y no conocía a nadie, me daba un poco de vergüenza comprar en las distintas tiendas, pero lo hice…”
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Redacción Juanchi Flores
Fotografía Valen Bonasso