María Anzoátegui es el nombre de un alma inquieta. Nació en Buenos Aires, pero sus constantes viajes a Punta del Este nos permiten reclamar su pertenencia y es entonces que nos encontramos con el dato incontrastable, es habitante del mundo. Sus trabajos como diseñadora de interiores se concentran tanto en la Argentina como en Miami y en Punta del Este. Entre nosotros los encargos se suceden y multiplican y es así que con la presente edición podemos compartir con Ustedes una de sus intervenciones en un apartamento ubicado en uno de los edificios que coronan la privilegiada costa de Maldonado.
El diseño ha sido una constante en mi vida. Desde bien chica sabía que la naturaleza de la forma me atrapaba y confieso que al principio mi inquietud alternaba entre la moda, el mundo gráfico y el espacio y por esa razón, entre otras tantas, al finalizar el colegio me embarqué junto a una amiga, en un largo viaje que me permitió recorrer Europa. La idea era conocer, observar, descubrir. Y confirmar. Pero en realidad no me resultó ya que regresé absolutamente apasionada, por todas las vertientes del diseño…
La reafirmación del diseño como disciplina le permitió descartar rápidamente la opción de seguir la tradición familiar que imponía estudiara Derecho. Se inscribió para estudiar diseño gráfico y en esa experiencia, tal vez sin tenerlo muy claro entonces, comenzó a perfilar su futuro como diseñadora de interiores. Siempre me gustó mucho el dibujo, y se me daba muy bien. En aquellos años no existía el diseño digital con lo cual pasaba noches enteras dibujando a mano, en Rotring y hoy al recordarlo me impresiona, aquello que me demandaba una o varias noches de desvelos, ¡hoy se puede resolver en apenas unos minutos! La verdad, aquellos fueron de los mejores años de mi vida, repetiría cada segundo, ¡sin cambiar nada! Pero lo cierto es que no terminé la carrera, al segundo año entendí que no era lo que deseaba y tomé la decisión de inscribirme en Diseño de Interiores. ¡Me ayudó mucho tener un grupo de amigas divertidas con quien pasar los días y las noches dibujando y haciendo maquetas…fue una etapa muy divertida también!
La vocación encontró su escenario natural y de esa manera María comenzó a experimentar el éxtasis que sólo emerge cuando se hace aquello que se debe hacer. Para el segundo año de su carrera de Interiorista comienza a trabajar con Mercedes Novoa, una gran Diseñadora del momento que pronto se convierte en su mentora. Con ella evoluciona en la materialización de los conceptos y descubre la otra cara de la profesión, aquella que hace posible que lo aprendido contribuya a dar forma a las ideas, y a vincularse con los clientes, descubrir los procesos de conocimiento acerca de sus inquietudes y todo en un marco de libertad absoluta lo que le permitió crecer y desarrollar su perfil profesional.
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Redacción Juanchi Flores
Fotografía Santiago Chaer