Proyecto del artista Ramiro Colinet con curaduría de Cecilia Tello D’Elia
Adoptar procesos significa necesariamente tener al tiempo como aliado. Mientras las cuentas registran el paso del tiempo, las demás obras soportan la temporalidad. El tiempo es aquel que físicamente ordena y secuencia acontecimientos en una línea. La temporalidad es la experiencia subjetiva del tiempo. En ella sobreviven diferentes duraciones: un minuto se puede sentir una eternidad y cuatro años pueden percibirse como el aleteo de una mariposa.
En este caso el artista muestra parte del proceso de adopción de su hija. Abre su experiencia en imágenes y materia para atravesar el tránsito. La construcción de este proceso en espera también obliga a cambiar la piel, a verse móvil, flexible, incompleto y con el cuidadoso desafío que implica la invención.
Todas las piezas en sus diálogos y conversaciones van tramando por superposición y paciencia la suave arquitectura que implica construir un nido, un hogar, un cuidado. Y así abrirse a los procesos donde lo desconocido se construye con una fuerza suave.
“Mi práctica artística nace de mis vivencias. Trabajo desde la memoria, la vulnerabilidad y los cuerpos para construir obras que no buscan agradar, sino reflexionar, abrir preguntas y generar conocimiento. Creo en un arte que investiga, que se adentra en lo humano, que tensiona, que revela lo que no siempre se quiere ver. Considero el buen arte es un acto de conocimiento, una forma de comprender y transformar el mundo.” Ramiro Colinet Tellechea.
Fotografías Ramiro Colinet









