La crisis sanitaria nos ha movilizado a todos y de distintas maneras. Para la Arquitecta Gabriela Iglesias, directora del Estudio GIAD Architects & Designers, se trató de un proceso de renovación de la energía interior que se corporizó en el desarrollo e implementación de proyectos que tomaron nota de las nuevas necesidades e inquietudes que se manifiestan ahora en nuestras vidas. Es el caso del proyecto para una segunda casa ubicada en el barrio Golf de Carmelo, Colonia, donde fue guiada por el paisaje y las sensaciones que el entorno natural generó en ella.
«La idea del generar espacios abiertos y plenamente integrados al paisaje se convirtió en una meta que nos permitió desarrollar un proyecto que fuera más allá de lo habitual. Se trataba, además, de proyectar para construir con sistemas más económicos y sustancialmente amigables con el ambiente. Jugamos con el formato del bow Windows y allí encontramos una respuesta natural a la necesidad de generar una interacción bien estrecha entre el paisaje natural y el espacio interior. Los muros tradicionales los sustituimos por un zigzag de ventanales que nos permiten generar ventilaciones cruzadas y a la vez atrapan la luz de forma tridimensional, lo que significó que atrapáramos al espacio de una manera distinta y generar una atmósfera definitivamente particular.»
El diseño de Gabriela Iglesias se basa en módulos a partir de los cuales genera situaciones espaciales bien definidas que al integrarse construyen una unidad de notable fuerza expresiva. Cada módulo varía en dimensiones y aplicaciones, contiene dos patios que perforan y expanden el volumen y proponen un concepto distinto para resolver el gran tema del vínculo interior-exterior.
«El concepto tradicional impone que la galería es un complemento del espacio interior. En este proyecto no sucede así, estos patios tienen un protagonismo tal que son el corazón y el pulmón de la casa. Ordenan, dan sentido y estructuran la dinámica de funcionamiento de la casa.»
Encuentra la nota completa en Revista ayd #307
Redacción Diego Flores
Fotografía Carlos Lebrato