Punta Ballena es la imagen icónica de Punta del Este. En sus laderas se desarrollan los balnearios fundacionales de la zona que actualmente conservan el encanto y la vitalidad de un territorio urbanizado que mantiene un singular contacto con la naturaleza y en consecuencia promueve un estilo de vida y vacacionar, exclusivo.
En Las Grutas y de espaldas al mar nos encontramos con una casa reciclada que nos tienta al presentarnos lo mejor de dos momentos en el paraíso. La fachada posterior se orienta hacia el Este y refiere a una estructura construida en los años cuarenta del siglo pasado, con lo cual se trata de una de las primeras casas de la zona. El proyecto de Joanne Cattarossi constituía un gran desafío ya que se trataba de recuperar la vieja estructura, aggiornarla y atender al mismo tiempo, las necesidades de un nuevo habitante.
La casa, en su función principal, es el punto de encuentro de familia y amigos, por eso a la hora de proyectar elegimos colores puros y detalles y texturas nobles que acompañen ese sentimiento nos comenta Joanne Cattarossi.
Joanne es diseñadora de interiores uruguaya y su pasión por el diseño es muy seria, tanto como para llevarla hasta Nueva York donde estudió Diseño e Historia del Arte y donde, además, se instaló. Su vínculo con la disciplina de la forma y el espacio le permitió, entre muchas experiencias más, trabajar para Versace, escalando en un recorrido más amplio y profundo que finalmente desembocó en el interiorismo. En el año 2015 abrió su propio Estudio en Buenos Aires y desde allí atiende sus proyectos y obras tanto en la Argentina como en los Estados Unidos, México y Uruguay.
…me apasiona mi profesión, a la hora de diseñar espacios los imagino vividos y para el disfrute. No hay una casa igual que otra, no existe personalidades idénticas en los habitantes para los que trabajo, es allí donde la premisa parte del conocimiento puntual de cada habitante para poder presentar primero un asesoramiento integral y luego lograr que cada proyecto tenga sus características propias. El mundo de la arquitectura y del diseño está formado por proyectos singulares, tan singulares como lo son cada uno de los habitantes que los ocupan…
A la estructura original del chalet se le retiraron las tejas, el alero original y se la pintó de blanco. Se abrieron aberturas para instalar ventanas y ventanales de aluminio en distintos lugares para así fortalecer el vínculo con el exterior y favorecer a los interiores con luz natural. También, se le agregó una gran pérgola sostenida en hierro y trabajada en madera de pino tratado que contiene y abraza la casa en sus fachadas Sur y Este. Esta pérgola ofrece una nueva vida a la vivienda, entrega nuevos espacios distribuidos en distintos ambientes y, al mismo tiempo, les da más dimensión y aprovechamiento a los espacios interiores que, de esta forma, se vincula constantemente con el exterior y su paisaje con increíbles vistas hacia el océano.
La circulación interior de la casa se organiza a partir de una puerta que distribuye las dos plantas claramente definidas. La planta baja integra tres dormitorios, todos orientados hacia la playa, dos baños y sala de estar con playroom. También en esta planta encontramos una habitación de lavado anexada a otro dormitorio para el servicio, que ocupa el frente de la casa que da al frente. El acceso de planta es cómodo y la distribución es espaciosa y en su actualización aprovecha cada espacio posible logrando una planta integral con el acceso limpio al exterior en la orientación Sur donde se encuentra la zona de fogón y piscina.
En la planta alta se generó un ventanal que acompaña el recorrido a lo largo en una de las fachadas, esto genera un gran espacio integral con ambientes de uso común claramente definidos. La cocina se presenta abierta e integrada al gran espacio, con lo cual el efecto de la planta invertida propone un fantástico espacio para reuniones familiares y con amigos donde la ingesta convoca.
En este gran ambiente fluye la circulación gracias al diseño abierto y espacioso de la cocina y a la gran mesa redonda de madera que protagoniza el comedor y distribuye el espacio hacia el living. La atmósfera buscada y lograda en este espacio se enseña claramente, reunión, integración, contención. Un hogar de hierro pintado de negro resalta con los blancos puros de las paredes y el porcelanato gris símil madera que reviste el pavimento establecen una caja fantástica que permite destacar todo lo que contiene. A la vez el hogar opera como un articulador espacial muy plástico. Un gran sofá de tela blanco y una doble mesa de madera que acompaña su recorrido son contenidos y contrastados por dos sillas de hierro negras que orientan la sala de estar hacia el espacio exterior y se entregan la playa y, en su esencia, destacan claramente las fibras y texturas naturales, la paleta de colores puros acentuando así el sentimiento en cuanto al concepto incorporado como “casa playera” por la diseñadora, con una impronta muy personal y bastante particular. Se puede apreciar también en los espacios comunes la importancia que asignan al arte los habitantes, en el recorrido podemos encontrar obras de autores contemporáneos de la joven artista Francesca Molinari Cattarossi. Estas intervenciones forman parte de sus últimas series de obras y cada una de ellas fue seleccionada a medida para el espacio donde se encuentra, entregando color originalidad y armonía en cuanto a los distintos diseños en cada espacio. Ubicado al fondo, contenido por un acceso que otorga privacidad, se encuentra el dormitorio principal, en suite con vestidor. En el exterior, se resolvió dividir el jardín en dos, generando situaciones y espacios diferentes. Al frente un patio seco con plantas que resuelven una vegetación árida de bajo mantenimiento compuesto por Lavandas que se apoyan en la casa y marcan dos caminos, el primero que se abre y el más ajustado es el ya existente del viejo chalet, revestido en piedra y angosto que se cierra por un muro de Pittosporum que enmarcan un camino sendero ancho contenido por romeros que presenta a la escalera de hierro en la entrada principal de la fachada. Como protagonista aparece un breve parque que se resguarda de los vientos que se resuelve por medio de los Olivos, compuesto por un juego de mesa y sillas tipo bistró de chapa que invita a disfrutar del sector jardín en cualquier momento del día.
La división con el vecino se resolvió por medio de Palmeras y, en todo momento se respetó el entorno y su paisaje autóctono. En el sector jardín orientado al Sur y Este, se incorporó una piscina que acompaña a la pérgola y espacios exteriores y se optó por no intervenir el paisajismo en la zona de dunas, ya que tanto la diseñadora como el equipo de paisajismo Oromí Burgos Paisajismo y Paola Scelza en su ejecución optaron por entregarse al paisaje natural autóctono y que la naturaleza misma resuelva el paisajismo. En resumen, una casa de playa funcional, práctica con un diseño contemporáneo y a medida para los habitantes.
Fotografía José Pampín