Estudio Armas en Montevideo Diseña 2025

ESPACIO: CUERVO CAPITAL
COLABORADORES: ANIBAL ABBATE / SINTEPLAST / TRIOS LIGHTING / MR. PARQUET / BIA / MONTECUIR
LA IBERICA / TROCCOLI / TRADING POST / BOSCH Y CIA. / VIASONO / LIZZIE DESIGN / UR ACERO
INOXIDABLE / BERTONI / LAVIERE / LE SOUK / NATERIAL / HERENCIAS DEL SUR / DARINO VIDRIOS / FEZ
RUFO HERMANOS / REINA ANA
FOTOS NICO DI TRÁPANI

 

Nuestra llegada a la Casa A&D no fue planificada. En realidad, empezó con un “gracias, pero no” que creíamos definitivo. Estábamos ocupados, sin tiempos reales, y la propuesta parecía imposible de encajar. Pero Martín Flores insistió con una convicción casi contagiosa. Su mensaje era claro: “Tienen que estar”. Y su persistencia terminó llevándonos a recorrer aquella casa que, a primera vista, era más ruina que proyecto.

Durante la visita surgió el dato que lo cambió todo: esa edición de A&D quería incorporar un restaurante. No un simple espacio intervenido, sino un restaurante funcional, trabajando en vivo, en un ambiente que apenas se sostenía. La idea nos desafió desde el primer instante. ¿Cómo transformar ese caos en un lugar donde la gente quisiera sentarse a comer? ¿Cómo hacerlo rápido, bien y con un presupuesto apretado? De repente, lo que horas antes era imposible se volvió irresistible.

Martin Nos explicó que el restaurante sería Cuervo, lo que derivó en un encuentro clave: una degustación acompañada de una charla con el chef Lolo Flores en su local de Shangrilá. Fue en ese intercambio, mientras nos hablaba de lo que imaginaba para Cuervo Capital “un lugar pequeño, íntimo, acogedor, casi doméstico” por lo que luego de esta reunión, comenzamos a imaginar no solo un restaurante funcional, sino un restaurante boutique, cuidado en cada detalle.

El espacio asignado estaba en un estado muy deteriorado. En vez de esconder sus irregularidades, decidimos incorporarlas. Optamos por dejar visibles las imperfecciones de paredes y techos, trabajando con una terminación rústica que evocara la idea de cueva: un refugio sólido, orgánico, honesto. Esta elección no solo redujo tiempos y costos, sino que también aportó una identidad fuerte al restaurante.

Pensando en la idea de hogar, integramos visualmente la cocina al restaurante mediante un gran paño de vidrio. No solo evita la molestia del olor nada más incómodo que salir “perfumado” del lugar, sino que además se convierte en un espacio de trabajo y de espectáculo. Desde la sala se observan los fuegos, los movimientos y la precisión del equipo, como si fueran parte de una escenografía.

El arte ocupa siempre un rol de relevancia en nuestro trabajo, a nuestro entender con buena arquitectura y un par de piezas bien elegidas es posible transformar un ambiente. Para Cuervo Capital seleccionamos piezas que permiten un cruce entre lo clásico y lo contemporáneo: un biombo Coromandel del anticuario Zubia, una obra vibrante de Alfonso Reyes, la energía de Fontana escultura de la artista plástica  Verónica Aragavetya recibiendo al visitante, y “La Señorona” (1962) de Cuneo Perinetti como pieza emblemática en el salon. Ese diálogo entre épocas es también un guiño a Cuervo Yangrilá, donde conviven artistas históricos y modernos. Para esta intervención, reinterpretamos ese espíritu y lo volcamos a las paredes de un espacio que, por momentos, parece suspendido en el tiempo.

El equipamiento fue resuelto con la misma mezcla de calma y desestructura que buscábamos transmitir. Combinando líneas simples con materiales nobles y contrastes: sillas de Fez en metal negro mate y  acero brillante, sofás de cuero italiano de La Ibérica, caminero de lana y cardo de Taller Trócoli, felpudo de coco en el hall, linos de Reina Ana y superficies en Dekton, en sintonía con las mesas utilizadas en Cuervo Casa Central, ejecutadas por Aníbal Abatte y Bertoni.

La experiencia del comensal también se pensó desde el detalle. La puesta de mesa fue un punto de atención especial: nos resultaba impensable que, como sucede a menudo, los cubiertos terminaran apoyados directamente en la mesa o sobre servilletas entre plato y plato una práctica poco higiénica y poco elegante. Por eso recurrimos a Herencias del Sur, quienes desarrollaron apoyacubiertos especialmente seleccionados para el proyecto, elevando tanto la estética como la funcionalidad del servicio. La iluminación también cumple un rol esencial: una mezcla de luminarias técnicas de Trios y piezas decorativas de Le Souc, generando una atmósfera cálida, tenue y doméstica.

El baño se diseñó para ser accesible para todo público, siguiendo las normas de IMM en la altura del W.C. y en la incorporación de barandas. La pileta, ejecutada en granito negro de Laviere, refuerza la materialidad robusta del proyecto. El piso Euro Oak esculpido a mano de Mr. Parquet aporta textura y solidez. Los espejos y vidrios realizados por Vidriería Bía amplifican la espacialidad y generan reflejos que enriquecen la experiencia sensorial.

Los uniformes fueron diseñados junto a la marca De lo Alto. Queríamos que los cuerpos en movimiento dentro del restaurante también habitaran la narrativa del proyecto. El resultado fue una serie de mamelucos intervenidos que conectan la arquitectura, el arte y la gastronomía en un mismo lenguaje visual.

El resultado final es un espacio limpio, respetuoso de lo que ya existía, y a la vez potente. Un lugar que abraza desde la penumbra cálida, que sorprende con sus focos de arte, que suma texturas como quien suma capas de historia. Pero, por encima de todo, es un espacio que pone en valor la cocina y la experiencia de estar ahí. En Cuervo Capital, cada rincón tiene un punto de luz, una obra, un gesto. Cada imperfección se vuelve parte del relato. Y el restaurante, nacido de una casi ruina, se transforma en un refugio contemporáneo donde el diseño, el fuego y la gente coexisten en un equilibrio inesperado y profundamente humano.

 

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