El Diseño como espectáculo. Cristián Preece en ViaDisegno

La escena: un centenar de asistentes, un espacio de diseño que ya es un manifiesto en sí mismo, y en el centro, el chileno de raíces galas, el cartógrafo de lo habitable, el diseñador que no dibuja ambientes, sino que los narra. Cristián Preece llegó a VIA DISEGNO y, en cuestión de minutos, convirtió una charla en una experiencia.

No fue una conferencia académica ni un monólogo de gurú. No. Fue algo más vivo, más teatral, más visceral. Un ida y vuelta entre el público y el creador, entre la expectación y la revelación. Preece no llegó a vender muebles ni a recitar tendencias prefabricadas. Llegó a hablar de lo que realmente importa: el diseño como extensión de la identidad, el espacio como una puesta en escena de la vida.

Ahí estaba él, con la seguridad del que no necesita alzar la voz para ser escuchado. Un gesto con la mano, una sonrisa casi imperceptible y, de pronto, la audiencia estaba dentro de su universo. Habló de su formación, de su paso de la arquitectura al diseño de interiores, de Barcelona como su aula nómada y de Ikea como una lección de accesibilidad sin perder estilo. Pero, sobre todo, habló de la funcionalidad como narrativa, del diseño que no adorna, sino que transforma.

Y entonces, lo inevitable. El público—complacido pero inquieto—empezó a preguntar. ¿Cómo elegir colores sin caer en la monotonía? ¿Qué hacer con un espacio demasiado grande, demasiado pequeño, demasiado… erróneo? Preece respondió con esa mezcla de precisión quirúrgica y frescura irreverente que lo ha convertido en un fenómeno en redes sociales. Nada de divagaciones abstractas, nada de «todo depende del cliente». Si un color no funciona, lo dice. Si una mesa rectangular no encaja, lo demuestra.

Pero si algo dejó claro aquella noche en VIA DISEGNO, es que el diseño no es solo una cuestión de estética: es un show, una dramaturgia espacial donde cada elemento debe estar en su lugar para que la historia tenga sentido. Por eso, no sorprende que su estudio, Cristián Preece Experience Design, lleve su apellido con peso propio. No es un decorador de interiores. Es un director de escena.

Ahora, con Miami como uno de sus epicentros, Preece se mueve entre residencias de lujo, proyectos comerciales y espacios diseñados con una precisión milimétrica. Pero lo suyo no es solo para elites. En breve, un programa de televisión. Sí, porque el diseño, según Preece, merece su propio espectáculo.

Así cerró la noche, con esa sensación en el aire de que algo importante había sucedido. La audiencia no se llevó un catálogo de tendencias ni una lista de materiales recomendados. Se llevó una idea fuerza: el diseño, cuando se hace bien, no solo cambia los espacios. Cambia la forma en que habitamos la vida.

 

Fotografías ViaDisegno

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