Amigable, sereno y con ricos contrastes, este apartamento ubicado a los pies del Club de Golf sufrió una transformación total. Decorado por la diseñadora de interiores Fiorella Galli, la clave fue utilizar las tonalidades greige, una gama de colores que se ajustó muy bien a la personalidad de esta familia de cinco integrantes, que se identificaban con un estilo simple y a la vez clásico.
El greige es tendencia en el mundo de la decoración. Se trata de una paleta a medio camino entre un gris y un beige, dos tonos que siempre han estado muy presentes a la hora de decorar. Sin embargo, para algunos el gris es muy frío y para otros el beige es un tanto anticuado. Lo que no saben es que la combinación entre las dos tonalidades da como resultado un perfecto tono neutro, orgánico, elegante y muy agradable a la vista, que puede llevarse muy bien con cualquier estilo decorativo. Es así que para esta decoración, que iba a conservar algunas piezas clásicas de la familia, se optó por esta paleta que confabula para que la sensación de espacios diáfanos y acogedores sea total, además de brindarle una inyección de frescura y serenidad a esos muebles.
Los materiales tienen un rol protagónico. Se hizo una cuidada selección de muebles de calidad superior de la mano de textiles nobles engamados en cortinados, tapicerías y almohadones. La presencia constante de accesorios y obras de arte también tejen una ambientación a lo largo de cada ambiente, que no pierde el hilo conductor de un diseño cálido que ofrece rincones llenos de encanto y sencillas ideas.
La distribución de los espacios se sucede una tras otra. Por un lado se encuentra el living, dispuesto frente al gran ventanal que inyecta al espacio de una luz natural inigualable; sobre un extremo se abre el comedor, el cual a su vez antecede a la sala de estar diario.
El espacio del living quedó subdividido en tres escenarios diferentes, dos de ellos destinados a sofás y otro, un pequeño rincón para trabajar. Sobre un extremo se revistió una pared en madera pintada de blanco para dar luz y calidez al ambiente. Sobre ella se apoya un sofá roll arms tapizado en lino gris, con almohadones a rayas french. Lo acompañan un par de butacas Imperio retapizadas en cuero descarne en verde petróleo, una mesa de líneas puras con tapa de mármol blanco, muy práctica, y un sofá tipo settee sin brazos, tapizado en dos géneros: bull stonewash y cuero descarne en la estructura. Escolta el conjunto una araña de caireles. Sobre otro sector se diagramó un espacio intermedio para el cual se dispuso una biblioteca de estilo hecha a medida, con televisión, otro sofá settee sin brazos y dos poltronas victorianas. Sobre el rincón con ventanales en proa se dispuso una pequeña mesa circular en madera de pino antiguo y un par de sillas de corte simple, que hace las veces de comodín, ya sea para trabajar o tomar el té, acompañado de una bella vista al campo de golf y atardeceres sobre el Cerro de Montevideo.
Abriéndose paso a un costado se encuentra el comedor. La pared de fondo también fue revestida en madera pintada de blanco para imprimirle mucha luz al espacio que no tiene ventanas directas y a la vez darle un toque de calidez con la textura. Para acompañar las sillas y el aparador de líneas clásicas que se conservaron de la antigua decoración, se eligió incorporar el toque rústico a través de una larga mesa en pino antiguo con patas centrales torneadas, sin cabeceras. La iluminación proviene de dos pantallas de gran formato y otras de carácter industrial en las paredes. Las secunda un surtido de obras de arte, valiosos tesoros de los dueños de casa, a las cuales se les sustituyeron los marcos dorados a la hoja por otros blancos tipo cajón.
En tanto, un living diario más íntimo se abre hacia el otro lado. Aquí la paleta es más oscura, cálida y acogedora. A nivel funcional, se maximizaron las medidas de cada componente. Las líneas modernas del sofá de casi tres metros de largo tapizado en bull stone wash contrasta con la biblioteca de estilo de cuatro metros que fue diseñada espacialmente a medida para que sea muy funcional, esconda todos los equipos y cables y hasta contenga un escritorio incluido. La mesa ratona con patas de madera y tapa de chapa contrasta con el sillón capitoneado blanco. Los tonos de la madera se repiten en cuadros y tallas hechos por la dueña de casa.
Este dormitorio compartido por dos hermanas también se enfocó sobre una paleta de tonos neutros, para lograr la tranquilidad pero igualmente alegre, sin comprometer la esencia adolescente. Se trata de una habitación no muy grande, con un equipamiento bien distribuido gracias a que todos los muebles fueron realizados a medida. Es así que se diagramó el espacio con camas cuchetas sobre un lado y en la pared opuesta, un segundo ropero largo y hasta un rincón de escritorio. Este tipo de camas son extremadamente funcionales y prácticas. Son una gran ayuda para mantener la pureza y el orden del dormitorio y además ahorran un montón de espacio porque liberan el área central de la habitación logrando transmitir sensación de amplitud visual. A nivel estético, ayudan a llenar una pared entera de forma homogénea y decorativa. Además, cada una de ellas cuenta con estantes interiores, luminarias de pared y hasta enchufes para cargar los celulares.
Este otro dormitorio también requería sacar máximo partido a las dimensiones y ampliar el espacio de guardado de ropa. Se revistieron las paredes para darle textura y dejarlas desnudas. Muchos textiles, linos y pieles en tonos neutros logran un espacio relajante, perfecto para terminar el día.
Las tonalidades de greige se integraron al espacio a través de diferentes texturas y superficies como paredes, tapizados, muebles y cortinados.
Los espacios ofrecen una estética en la que mandan los pequeños detalles, los textiles imponen su sello y los muebles fusionan las líneas clásicas y modernas.
Fotografías José Pampín