Por Sandra Devoto
Resistencias de horno, resortes de colchones en desuso, tapas de latas de pintura oxidadas, ruedas de bicicleta, pilas, pistones, piezas de motores, aspas de un ventilador y un sinfín de elementos más componen estas piezas únicas e irrepetibles que crea Carolina en su casa-taller, no solo como una manera de expresar su creatividad sino, además, como una forma de reciclar y dar nuevo destino a objetos y piezas que estaban destinados a quedar en el olvido. Esta forma de recuperar objetos se desprende de una manera de ver el mundo donde la preocupación por la ecología y el cuidado del medio ambiente siempre estuvieron presentes en su vida.
—Contame de los materiales que usás en tus obras…
—Son cosas que encuentro, que junto, que me regalan, porque todos mis amigos y mi familia saben que si algo les da pena tirarlo me lo dan a mí porque a lo mejor me sirve. A todo le veo potencial. Tengo un tema con el no generar basura, trato de reciclar todo lo que pueda. Me encanta hacer móviles con ese tipo de materiales y que se reconozcan las partes, que la gente vea que se pueden hacer cosas con una parte de lo que fue un tractor, o una rueda vieja de bicicleta, o cualquier cosa, mientras no se amontone todo en un gran basural. No pinto nada, las cosas tienen el color que traen cuando las reconvierto.
—¿La mayor parte de tu obra son peces?
—Sí, son todos peces, no me preguntes por qué. En el colegio hice un estudio sobre Torres García y creo que los primeros peces que hice eran medio constructivos, con piezas de madera, así como Torres hacía los juguetes. Pero tampoco fue una elección muy consciente, ni me gusta bucear ni tengo peceras ni nada de eso. Fue algo que se dio casi sin darme cuenta. El círculo también está presente en todo lo que hago, es una forma que me atrae, siempre veo algo más allá en ellos. Además, si te fijás, en la mayoría de estos peces también se da la acumulación de cosas o materiales iguales en una misma obra. Me gusta ese efecto que da el poner muchos objetos iguales juntos, es como que se potencian y se destacan. No me gustan las teorías, soy de hacer y pruebo. Si queda bien, bárbaro, si no, vuelvo a empezar. No es que tenga una idea y la desarrolle. Entro al taller, veo un material y es ese material el que me dice lo que voy a hacer con él. Quizás se deba a que a mi padre le encantaba la carpintería y yo, de chica, iba al taller que él tenía y le usaba las herramientas y lo que encontraba a mano para hacer cosas. Mi familia siempre fue de darse idea para solucionar todo lo que se rompía. Acá en casa es igual, nos lleva más tiempo pero tratamos de hacer todo nosotros. Me encanta, además es un ejemplo para mis hijos, que aprendan que las cosas se arreglan, se solucionan, no voy enseguida y compro otra cosa cuando algo se rompe. Siempre le buscamos la vuelta. Es una manera de valorar y cuidar.
—¿Tuviste formación en el área artística?
—Al terminar el liceo estudié Arquitectura y, de hecho, me recibí. No trabajé casi nada como arquitecta porque no me gusta decir lo que hay que hacer, me gusta agarrar las herramientas y hacer yo las cosas, me gusta todo lo manual. En el medio estudié Bellas Artes, diseño industrial, carpintería en la utu, de todo. En los talleres, por ejemplo de Bellas Artes, siempre me inclinaba hacia los volúmenes, hacia lo tridimensional, nunca se me dio por pintar, por ejemplo. También fui al taller de escultura de Mariví Ugolino y ahí aprendí a soldar, a trabajar con hierros y esos materiales más de chatarra. Si me preguntás si lo que hago son esculturas, te digo que no lo sé. No esculpo nada, me divierte inventar con materiales que ya existen creando volúmenes que se muevan y que además le dejen algo a quien los reciba.
Los peces flotando en hilera y moviéndose al ritmo del viento producían un efecto mágico en la tarde soleada y no pudimos concentrarnos en ese momento en averiguar si las creaciones de Carolina eran o no esculturas. ¿Importaba el nombre? No en ese momento. Sin embargo, al día siguiente recibo por mensaje la siguiente definición:
“Ensamblaje o assemblage es un proceso artístico en el cual se consigue la tridimensionalidad colocando diferentes objetos-no-artísticos muy próximos unos a otros. Hay que recalcar que estos objetos de los que se componen estas obras comparten la característica de que no han sido diseñados con fines estéticos sino que han sido redescubiertos por los artistas quienes los incorporan a sus obras, de manera conjunta o de forma individual, para lograr expresar un mensaje o emoción.”
Esta definición, buscada por la propia artista para definir su obra, quizás sea la más cercana a la hora de ponerle un nombre al producto final que vemos cuando pasamos cerca de sus trabajos sin detenernos a observarlos con atención. Sin embargo, esta clasificación, en el caso de Carolina, deja de lado el aspecto para mí más importante de la obra de esta artista plástica, que es la recuperación de objetos que estaban condenados a dejar de existir y ser olvidados por el paso del tiempo. Es que ella ha adoptado esta impronta en su vida cotidiana y se refleja no solo en su obra sino además en su estilo y forma de vida. Y en este momento me resuena la canción de Jorge Drexler: “Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma” y siento que algo dentro de mí ya no va a ser igual a la hora de descartar materiales u objetos en mi vida cotidiana.
Trazos biográficos
Carolina Acle (1975, Montevideo)
Artista plástica
Ha participado en muestras colectivas en 2012, Galería Diana Saravia; 2013 Gran Hall wtc y 2015 Drap Art imm.
Expone en forma permanente sus obras en el local de Lanzaro & Acle de La Barra, Punta del Este.
Fotografía José Pampín