Un museo en el Banco, Estudio ÁTICO

El proyecto de intervención en el Hall de la Casa Central del Banco República, de los Arquitectos Manuel Machado, Valentina Juanicó y  Nicolás Barbier, del Estudio ÁTICO supone la intervención en el Hall de la Casa Central del Banco República, edificio insignia del casco histórico de Montevideo.

La intervención se presenta como un ejercicio de equilibrio entre lo patrimonial y lo contemporáneo, enmarcando un diálogo respetuoso entre el pasado arquitectónico y las exigencias del presente. Este espacio, construido en 1938 por el arquitecto Juan Veltroni, alberga ahora una nueva propuesta que busca integrar el acervo del Museo del Gaucho y la Moneda mediante un diseño que combina tecnología, funcionalidad y sensibilidad estética. La monumentalidad neoclásica del hall, con su cubierta abovedada y piezas originales en mármol negro y bronce, se reinterpreta con una intervención que prioriza materiales nobles, un lenguaje contemporáneo y una experiencia espacial transformadora, concebida para responder tanto a las necesidades de un museo moderno como al legado histórico del edificio.

La propuesta surge de la necesidad de dar uso estable y de carácter público al Hall de la Casa Central del Banco República y alojar el acervo del Museo del Gaucho y la Moneda. Se busca integrar un nuevo espacio expositivo con cualidades y elementos contemporáneos y tecnológicos respetando el marco edilicio de valor patrimonial construido en el año 1938 por el arquitecto Juan Veltroni. El proyecto reconoce el vacío y la fuga interior que propone la cubierta abovedada como la identidad principal de este espacio, configura una experiencia escalar del espacio interior construido poco usual en el contexto local. Al tratarse de una planta concebida para una sucursal bancaria en la primera mitad del siglo XX, el hall original establece un límite muy fuerte entre circulaciones públicas y espacios de oficinas de funcionamiento privado, delimitados por el mostrador de mármol negro de gran carácter. Para poder adaptarlo a las lógicas del museo contemporáneo fue necesario romper con esa dualidad público/privado y pasar a ser una gran planta accesible que genera salas expositivas más íntimas y un gran espacio subordinado a la monumentalidad neoclásica original. El hall prexistente propone piezas de escala humana como el mostrador ya mencionado, bancos y mesas auxiliares todos de mármol negro y las cajas de cobranza en bronce. Se utilizó una paleta de materiales nobles, de colores oscuros y gestos antropométricos sensibles con el usuario en contraste con la escala monumental del espacio y su ornamento. De esta manera lo aparente de la intervención se configura en gran medida por piezas nuevas que pueden ser entendidas como un equipamiento complementario al repertorio original, sin recaer en la mímesis, en clave estética contemporánea, utilizando materiales y tecnología propia de nuestro tiempo. Gran parte del edificio sigue funcionando como la Casa Central del banco, generando una convivencia sensible que significó atender requerimientos altos de seguridad, donde cada pieza de arte cuenta con sensores y monitoreo en tiempo real. A este requerimiento se le suma la decisión curatorial de incorporar elementos tecnológicos de gran formato, con un gran despliegue de instalaciones y tecnología aplicada. generando desafíos proyectuales  en el marco de una intervención de carácter reversible.

Fotografía: Sebastián Aguilar.

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