Fue una mañana de esas que se deslizan con la cadencia tranquila de las cosas bien hechas. En el gran salón que Porcelanosa ha instalado en CARONE Center —ese mall singular que parece más bien un escenario para las nuevas formas de habitar— se reunieron profesionales, creadores apasionados por el diseño para descubrir, como quien asiste a una revelación, el universo de Porcelanosa Bathrooms, presentado por Noken.
No hubo discursos altisonantes ni promesas vacías. Bastó un desayuno compartido, ese ritual que allana distancias, para que las ideas empezaran a circular con la naturalidad de lo que nace del entusiasmo. En ese clima, se desplegaron los valores, la filosofía y las propuestas de una marca que piensa, de verdad, en quienes dan forma al mundo que habitamos.
Y luego vino el hechizo. Finish Studio no fue una muestra, fue una invitación a imaginar sin restricciones. Cada invitado recibió una bacha de la línea Slender como si fuera un lienzo: superficie porosa de sentidos, materia esperando forma. Y allí, en ese gesto íntimo y expresivo de intervenirla, cada uno dejó su impronta. Fue diseño, claro. Pero también fue identidad.
Porque Finish Studio no es solo una colección de baño. Es una celebración de la materia sensible, donde tradición y vanguardia se funden en piezas únicas: acabados naturales, texturas que invitan al tacto, colores que respiran una estética vibrante y contemporánea.
Y así, entre tazas de café, pigmentos compartidos y conversaciones que se alargaban como quien no quiere que el momento termine, comprendimos lo esencial: que diseñar es también un modo de narrarse a uno mismo a través de los objetos que elegimos. Y que, en ese relato, lo cotidiano puede transformarse —si uno se lo permite— en una pequeña obra de arte.
Fotografías Porcelanosa