La inquietud y permanente actualización profesional de Sofía Ruiz nos permiten encontrar sorpresas en cada obra que proyecta y ejecuta. Cada nuevo trabajo significa la posibilidad de asimilar las tendencias que van ordenando los perfiles estéticos del tiempo que vivimos. En el caso de esta casa en LA TAHONA, la conocida Diseñadora de Interiores nos introduce en el Estilo Moderno de mediados de Siglo, tendencia que irrumpió a finales del siglo pasado y que continúa ejerciendo una notable fascinación entre los consumidores de refinado nivel.
El estilo moderno de mediados de siglo (MCM Mid Century Modern) es un movimiento americano que comprendió diversas disciplinas, abarcando el diseño gráfico, la arquitectura, el desarrollo urbano y también el diseño de muebles y complementos. Se impuso entre los años 1945 y 1969 y desde su denominación refiere al concepto estético dominante en los años cincuenta. A partir de los años ochenta, el mundo de la academia lo reconoce como un importante movimiento de diseño que se asocia al Modernismo, movimiento sustancial del período. Líneas limpias y simples, el empleo honesto de los materiales y la ausencia de ornato lo define como un concepto de pureza que da cuenta de preocupaciones formales que priorizan la función de cada objeto.
… el proyecto es para una familia argentina, radicada en Uruguay desde hace ya siete años. Luego de una búsqueda intensa y muy ordenada encuentran la casa ideal, la que les ofrecía los espacios que ellos consideraban necesarios. Una planta amplia y libre, espacios luminosos, dormitorios en suite y cocina integrada, características que consideraban fundamentales para compartir en familia. La casa que encontraron se ubica en La Tahona. Y fue entonces que me contactaron…
Los habitantes fueron muy específicos en cuanto a la funcionalidad de cada espacio, de alguna forma tenían claras sus necesidades pero al mismo tiempo se enseñaron abiertos a propuestas de diseño que los sorprendiera. La demanda que recibe Sofía Ruiz se basaba en espacios vivibles, cálidos, funcionales y preparados para recibir gente y amigos y cocinar en familia. A partir de los numerosos encuentros de trabajo que fueron pautando al proyecto, la Diseñadora optó por una propuesta que integraba necesidades, las características del edificio propuesto y el paisaje y características del lugar escogido. …la idea de un estilo Mid Century Modern de alguna manera se abrió paso naturalmente… nos comenta Sofía Ruiz.
A partir de una paleta clara basada en colores pastel, se concibió un recorrido interior en el que el lenguaje se mantiene y enfatiza en distintos pasajes a partir de distintas piezas de autor, entre las cuales podemos señalar las circle chair de Charles Wegner, los butterfly stools de Sori Yanagi, la butaca Papa Bear de Hans Wegner.
… generamos un dialogo fluido entre las piezas de autor y distintos objetos que estéticamente refieren a mediados del siglo pasado y objetos y equipamiento contemporáneo. De ese dialogo surge una armonía y calidez que define situaciones y contribuye a la construcción de una atmósfera muy particular con la que los habitantes se relacionan naturalmente…
En el área íntima, el dormitorio de una de las hijas se generó inculado con un espaciosos playroom que tiene por finalidad el recibir amigas y albergar las frecuentes pijamadas. Todas las paredes en este sector fueron revestidas en madera laqueada color blanco y dispuestas en diagonal, para generar movimiento y dinamismo. La paleta de colores de este dormitorio se apoyó en el blanco, rosa pálido, y granate. Un gran despojador (pieza original de los años 50, conseguida en un anticuario) también fue laqueado de blanco para este espacio. En este dormitorio también se combinaron piezas con aire retro, con elementos más bohemios como una hamaca tejida en mimbre que se instaló en una esquina, un tapiz en la pared de la cabecera y una alfombra de yute y lana mayor calidez. Para el playoom se optó por empapelar el cielorraso con los tonos del espacio y genera un impactante efecto visual. Para la cama se realizó a medida un dosel en madera color blanco
En el dormitorio principal se realizaron molduras en todas las paredes, generando un espacio más cálido y con un toque de estilo. En una esquina se armó un rincón de lectura con la gran poltrona Papa Bear de Wagner. El escritorio se encuentra en el acceso al dormitorio, por este motivo mantuvimos la estética. Se eligió un escritorio vintage para este espacio, que combinado con elementos retro y accesorios, se logró un ambiente descontracturado, practico y placentero para estar y trabajar. En el hall de acceso, realizamos un mueble separador en madera de roble, transportándonos a la estética de mitad de siglo
El living de grandes dimensiones fue resuelto con un gran sofá blanco con almohadones en tonos pastel, y dos mesas simétricas con tapa en mármol carrara. Los acentos fueron marcados por los butterfly stools de Sori Yanagi (1954) y una banqueta en cuero color visón. A los lados de la estufa se diseñaron estanterías en roble para generar más contención a este espacio, y a su vez darles funcionalidad. de un lado se generó un bar y del otro un espacio para biblioteca y recibidor.
El comedor se diseñó en base a unas sillas y mesa que tenía la familia, realizando otra mesa igual, y repartiendo las sillas de tal manera que quedaran las cabeceras libres. Para estas, se diseñaron dos poltronas tapizadas en pana con estructura en metal color oro mate. Para este espacio, luego de mucha búsqueda, el estudio optó por una luminaria que se trajo especialmente desde España, dos bolas de opalina y una planta vegetal natural que cuelga, todo sobre una estructura alargada de madera, es un diseño de la empresa VIbia. El aparador también fue especialmente diseñado y fabricado para el espacio en madera laqueada color negro y puertas de esterilla. Para revestir el pavimento se eligió una alfombra en colores pasteles de Bo Concept, y fue rematada con una pared realizada en varillas de roble.
En el Estar diario resalta una gran biblioteca en roble, también con aires mid century, dentro de ella una luminaria de pared de Bernard Albin Gras (1921), donde se pudo jugar libremente con accesorios, libros y elementos de uso cotidiano. El sofá se diseñó en líneas curvas y con tres caras, de tal manera de que sirva tanto para el estar diario como para el parrillero que da hacia afuera, la alfombra que se encargó especialmente a Marruecos también acompaña en los tonos pastel de toda la casa.
La cocina está integrada a este espacio, ya que la dueña de casa tiene gratos recuerdos de su infancia compartiendo con su madre mientras ella cocinaba, por lo tanto quiso esto trasladarlo a su vida cotidiana. El baño social destaca un techo en tejido natural hecho a medida , mueble diseñado en roble color miel, gran espejo biselado en color caramelo y una luminaria retro con opalina blanca.
Fotografías José Pampín