Martha Escondeur / El hiperrealismo uruguayo

Hermosa, sensible, su rostro siempre irradia una luz de la que ahora pienso, sus retratos de mujeres se impregnan, naturalmente. Sencilla, franca, su voz grave y sus modos exaltan su condición humana, profundamente humana. Su obra, tanto en la pintura como en la escultura es una apelación a la belleza que se resiste a las modas y a las tendencias de la estética para calar hondo en el espíritu del observador, señalando en rostros y figuras aquello que por esencial no es evidente, emociones y sentimientos.

Daniel Pomies, embajador de la firma VALMONT en nuestra región, me comenta que ha llevado una obra de Martha Escondeur hasta Ginebra, Suiza y que ahora integra el acervo de la famosa Colección de la Fundación de la conocida marca. Motivado por la noticia, regreso a su taller, en la Barra de Carrasco, para experimentar, en medio de la vorágine de los tiempos turbulentos que vivimos, que las cosas importantes no han cambiado y ella continúa allí, todos los días, con la alegría de siempre, contando las cosas que importan. No recuerdo exactamente cuándo fue la última vez, pero al menos han transcurrido quince años. El taller ahora es más grande, pero esencialmente es el mismo. Los retratos pintados por Martha ocupan las paredes de la casa y del taller. Al recorrerlos se percibe la evolución clara que nos permite ubicar por períodos, su producción.

…el proceso creativo que practico me lleva a concebir las obras en series. Se trata de un esquema narrativo en el que no alcanza con una obra, entonces la serie me permite un relato más preciso. Salvo los casos puntuales en los que se trata de un encargo, trabajo con ese esquema que me ordena y permite expresar todo aquello que surge en mi interior…

Al finalizar los años ochenta, cuando luego de un largo peregrinar es incorporada al catálogo de Galería Latina, su obra llama la atención desde su formato conceptual, figurativo y por el empleo del color. Eran tiempos en los que la paleta baja del taller JTG dominaba la escena y al mismo tiempo emergía la abstracción. Las series “Retratos del Alma” y “tangos” generaron el primer vínculo fuerte entre la autora y el gran mercado. Entonces Martha regresaba de un breve e intenso periplo por los Estados Unidos, donde junto a Dann, su esposo norteamericano, habían intentado instalarse.

…mi experiencia en los Estados Unidos fue intensa, junto a mi esposo recorrimos el país de costa a costa con la idea de afincarnos en California, donde llegamos exhaustos. Allí rápidamente conseguí una Galería que se interesó por mi obra y comencé a enseñar arte en escuelas locales. Pero la verdad, no terminé de adaptarme al régimen de vida del país, con lo cual luego de tres años, en 1983, decidimos regresar a Montevideo. Entonces retomé el contacto con Pablo Mark, en Galería Latina, llevaba años intentando incorporar mi obra a su catálogo, hasta que se dieron las condiciones y por cierto me fue muy bien. Los retratos y las escenas tangueras que entonces me motivaban, impregnadas de rojo y un fuerte contenido emocional alcanzaron una buena demanda. Pero llegó un momento en el que sentí que debía atender otras inquietudes que ya comenzaban por aflorar en mí. La necesidad de contar otras historias me llevó a tomar la decisión, en medio de un momento de mucho éxito en las ventas, de interrumpir esas series, dedicar tiempo a la reflexión y abordar otra etapa…

Martha Escondeur nació en Santa Lucia, en el año 1957 y desde niña enseño un talento especial para el dibujo y la pintura. Su inquietud tuvo como único freno el celo familiar y las condiciones sociales de la época.

Las convulsiones sociales que desencadenaron en el proceso cívico militar supusieron la imposibilidad de asistir a Bellas Artes o formarse abiertamente en centros académicos con lo cual su proceso formativo fue individual y auto conducido, lo que para todos se define como autodidacta, término que Martha niega enfáticamente,… no me cae esa definición ya que la interpretación natural que tiene es la de quien no se ha formado académicamente y entonces es producto solo de su talento natural. Yo estudié mucho y me preparé intensamente. La imposibilidad de asistir a Bellas Arte no impidió que me formara, leía mucho, recorría los museos en los que pasaba tardes enteras estudiando a los autores que me conmovían, como Carlos Federico Sáez o Blanes. Luego frecuentaba los talleres que era posible frecuentar en los años setenta en un Montevideo que funcionaba culturalmente con muchas limitaciones. He tenido una formación rigurosa, intensa. Plena.

De aquellos años tempranos en su carrera, Martha recuerda “el sótano” del orfebre Zina Fernández, frecuentado por artistas plásticos, músicos y poetas, las visitas frecuentes al taller de Sergio Curto, a quien conocía desde sus catorce años y también a Juan Storm. Todos coincidían en señalar el talento natural de Martha, su evolución era clara a partir del aprendizaje sistemático producto de sus investigaciones solitarias y finalmente todos sentenciaban lo mismo, era necesario que profundizara su viaje que en los hechos, ya había comenzado.

…a mis padres les preocupaba mi futuro y no creían en el arte como un medio de vida posible y aceptable. Entonces me inscribí en la Facultad de Medicina donde curse tres años y comencé a diseñar y producir pequeñas artesanías en metal, las que luego vendía en la feria de Villa Biarritz los sábados a la mañana. Así financiaba mi preparación artística, comprando libros, materiales y demás. De la experiencia en facultad me quedaron cosas importantes, de hecho mis conocimientos sobre la anatomía humana me permitieron luego trabajar muy cómoda con la figura humana…

El proceso que la lleva a vivir la segunda etapa de su producción pictórica encuentra en el camino al volumen, comienza a experimentar con la escultura, práctica que no abandonará jamás. Estudia a Rodín y a los maestros locales y desata una etapa de pruebas que la lleva a alcanzar una increíble soltura al momento de abordar la figura humana en el volumen.

…la escultura es mágica, comienzas a trabajar con tierras y pastas y la forma va emergiendo naturalmente. El proceso es lento pero inevitablemente te conduce hacia aquello que buscas. La figura, el personaje está allí, solo es necesario encontrarlo. El dibujo primario, el molde, la fundición. Lamentablemente los costos de la producción se han disparado de forma que es muy difícil producir espontáneamente, solo lo hago por encargo y es algo que disfruto de manera muy especial…

Lee la nota completa en la Revista ayd #320.

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