Con aires de campo y en la búsqueda de un lugar de reunión, el estudio de arquitectura de Cecilia Cella y Federico Méndez, CM Arquitectos, materializó el sutil encargo de sus habitantes.
La organización general busca dividir la vivienda en dos sectores bien diferenciados, la zona pública y la privada, mediante un interminable corredor que se multiplica con un espejo en uno de los extremos y un amplio ventanal en otro. Así, se organizan el resto de los espacios que resultan volcarse o integrarse a esta amplia circulación. El piso, de madera de Pisar, integra y conecta visualmente la totalidad de la vivienda.
El espejo fue recuperado de su casa anterior. Pedro, quien trabajó con todos los muebles y objetos de madera de la casa, le modificó el marco por uno con una pátina añejada en verde y blanco para modernizarlo.
En el hall de entrada, una mesa redonda al centro y una importante araña no convencional que cuelga del cielorraso de madera –obra del ebanista Pedro Bonasso– te reciben en un escenario de alto impacto. Pedro resultó ser un pilar fundamental de la obra, creando interesantes intervenciones en todos los ambientes de la vivienda. Sobre la mesa, una obra de un costarricense amigo, Tony Jiménez, en madera de cocobolo, interpreta la figura de la mujer.
Mediante un mecanismo de iluminación intentaron recrear el impacto que llamó la atención de la familia y logró que la obra se encuentre ahora en este lugar: el reflejo de la luna.
Enfrentado a este ambiente se encuentra el living principal. Una biblioteca de madera con una terminación en negro veteado, organizada en función a una gran obra de Damiani, se apodera del espacio. La distribución del espacio en forma hexagonal en torno a un lucernario de donde cuelga una importante araña permite generar dos situaciones bien marcadas: un área de lectura y una zona de reunión.
Los sillones de estilo Chesterfield, en cuero y terciopelo azul piedra, están acompañados de diferentes objetos traídos por los dueños de casa desde distintas partes del mundo, cada una con su historia. La mesa de apoyo entre las butacas fue traída tiempo atrás por sus padres, desde el Líban; las cajas que se posan sobre la mesa provienen de Asia y las piezas en madera sobre la biblioteca, de distintos lugares de Italia.
La narguila, original, recuerda a la dueña de casa sus veranos en casa de sus abuelos, donde se juntaban los 16 primos con ansias por probar el amargo café y este novedoso artefacto que tanto llamaba su atención.
El lucernario o claraboya, no en vano ubicado en el eje central de la vivienda, genera una conexión vertical con el exterior, permitiendo un ingreso de luz cenital que ambienta el espacio.
El baño social, compartimentado, no es menos que el resto de la vivienda: incorpora una pieza escultórica de madera costarricense. Sobre un gris cemento se amura una mesada en madera maciza, obra de Pedro, con una bacha minimalista que contrasta con las canillas estilo antiguo que se posan sobre la pared. Sobre el otro extremo de la mesada cuelga una araña de caireles, hallazgo de la dueña de casa.
En los distintos ambientes de la casa se puede apreciar la colección de cuadros que la pareja recopila y elige con mucho cuidado. Esta obra de Melo retrata el médano que podían apreciar desde la casa donde veraneaban cuando chicos, en Tío Tom.
El amplio estar, muy luminoso, que integra la cocina y el comedor diario, permite leer la estructura del techo a dos aguas, con sus vigas y tirantes en madera pintado de blanco, generando una interesante espacialidad. La cocina, en uno de los extremos, se reserva en un área más íntima mediante el descenso del cielorraso.
En este espacio abierto, se crean distintas situaciones que permiten leer cómo han resuelto los arquitectos el fin de los habitantes: reunir a la familia, tanto en el espacio de estar como en el comedor o incluso al momento de cocinar.
Los dos aparadores de estilo antiguo, en un tono celeste añejado, se posan con un fuerte impacto en el medio del ambiente. Sobre este, una colección de platos antiguos de su madre.
La cocina, en su diseño funcional, imita el color de los aparadores del comedor. La madera termina por ambientar el espacio y dar calidez.
Una barra, también en madera, se conecta desde el exterior con la mesada que da al fondo, vinculando ambos espacios.
La barbacoa continúa con el concepto de reunión. La gran parrilla, enamarcada con una chapa de barco antigua, al igual que la barra, arma el ambiente. El comedor se organiza de manera flexible, conformado en dos partes, permitiendo reorganizarlo para duplicar el número de comensales. Junto a la estufa, otra situación de living.
La zona oeste de la casa está destinada a los dormitorios. A continuación del acceso, detrás de una puerta que separa esta zona del hall de distribución, se encuentran los tres dormitorios de los nietos que viven con ellos: dos dormitorios de hombre y uno de niña, cada uno con su baño en suite. Reflejando sus diferentes personalidades, se definen con contrastantes estilos, desde lo industrial a lo romántico.
Como muchos muebles de la casa, la consola que se ubica en el corredor del ala destinada a los dormitorios principales fue restaurada, una vez más, por Pedro. Con un contraste interesante entre la base y la tapa del mismo logra dar carácter al espacio.
Casi al final del corredor se abre una puerta que da lugar al espacio de la pareja dueña de casa. Allí, una continuación del corredor se remata con un amplio ventanal que ilumina el espacio. Sobre este ambiente se abren los accesos al vestidor y dormitorio, que se conectan entre sí mediante el baño principal.
El vestidor, diseñado por Cecilia y Federico, se organiza de forma no convencional, con estantes divididos como cubículos, que permiten mantener el orden en un espacio de constante uso y muy visible.
A un lado, el baño fue revestido con pisos de tipo Dekton imitación mármol de Carrara y paredes en gris, estucadas con una pátina en blanco. Las luminarias que cuelgan del techo terminan por dar un toque industrial al espacio. La fuerte presencia de la madera, continuando con la línea del resto de la vivienda, se apodera del ambiente para generar un espacio cálido y confortable. El mueble/mesada, en madera clara a tono con el espejo, sostiene una bacha minimalista en blanco. A un lado, un aparador que encontró la dueña de casa en un remate de muebles antiguos y decidió restaurarlo, aclarando la madera para que esté a tono con el resto del baño.
La distribución del área de ducha es sumamente interesante. El duchero tradicional fue modificado por un micro espacio donde interactúa con la bañera, en un área delimitada por una mampara de vidrio. A un lado, los artefactos del baño quedan ocultos tras una puerta de madera a juego con el resto del baño.
El juego de cama, mesas de luz y cómoda del dormitorio principal lleva 23 años acompañando a la dueña de casa, que decidió modificarlo para darle un aspecto más contemporáneo, manteniendo el afecto que le tiene. La araña que cuelga sobre el centro de la cama genera un interesante juego de luces que ambienta el dormitorio.
Fotografía José Pampín