LA GENERACION DE RELEVO, ROCIO NICOLA

Este año es en todo sentido parecido a la tónica post pandemia, en dónde los días son intensos y por momentos parece imposible abarcarlo todo. En este contexto, inicio contacto a través de la cuenta “Estudio Rocío Nicola” en Instagram con la intención de conocer y difundir el trabajo de una profesional que sospechaba joven y de la cual ya había escuchado demasiadas cosas buenas. Así conocí a Rocío. Es arquitecta, hoy está al frente de su estudio de arquitectura e interiorismo, tiene 25 años -cumple 26 en diciembre-, en estos momentos se encuentra en España realizando un master. Tras una primera instancia vía Google meet, el diálogo por whatsapp comienza a fluir de manera orgánica y natural. Estudios de arquitectura que no conozco en Madrid, charlas al respecto de Gio Ponti o Lina Bo Bardi… Ro parece querer saberlo todo y todo siempre con mucho compromiso, calidez y muy buena educación. Ro es, además de todo; una buena persona. Descubro en algún momento que esta revista que hoy usted sostiene es parte del paisaje de Rocío Nicola desde que tiene uso de razón, y claro; ella se desvive por la arquitectura, el arte y el diseño y entonces tiene sentido que así sea. Nicola es luz ante tanta incertidumbre, la nueva camada de profesionales que abrigaran el panorama local goza de buena salud y allí destaca la figura de la arquitecta Rocío Nicola.

La preocupación e inquietud por la resolución del espacio en que vivimos ha cobrado real importancia. El proceso, que ya cuenta décadas, se ha tonificado en los últimos años como consecuencia de la curiosa reacción que todos hemos enseñado luego de la crisis sanitaria, tal vez como nunca antes, la arquitectura se revela como ese abrazo que además de rodearnos, nos protege, anida y contiene. Luego de un prolongado derrotero incierto en torno a la idea del espacio y como resolverlo, una nueva generación de diseñadores emerge como protagonistas en la difícil y compleja tarea de preparar nuestro hábitat en tiempos en que los espacios son preconcebidos y en consecuencia es necesario personalizarlos. La figura de Rocío Nicola despunta como una estrella que nació brillando y que es necesario tener en cuenta y seguir de cerca. 

Egresada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT con apenas veintitrés años, Rocío Nicola ya cuenta en su portafolio con veintiocho obras ejecutadas. Cada una de ellas ha significado un nivel de involucramiento poco común. Esencialmente su pasión por el espacio la lleva a lecturas afinadas acerca de lo que recibe y lo que debe hacer con ello. En el medio, el habitante, motivo de sus desvelos. 

Los habitantes que la convocan suelen llegar con apartamentos o casas ya construidas a las que es necesario adaptar, personalizar. Entonces al mismo tiempo surge en su mente la nueva planta y el equipamiento necesario para que ese espacio, además de envolver, funcione y atienda las necesidades de los nuevos habitantes. Su método de trabajo es esencial y nos remite al origen, conversaciones interminables, conocimiento profundo de sus habitantes, descubrir necesidades que no siempre son expresadas y compromiso. 

“Soy la mayor de cuatro hermanos y de niña y adolescente me tocó vivir dos mudanzas, una de las cuales supuso una intervención importante en la estructura de la nueva casa. Recuerdo que mis padres contrataron un arquitecto y con mis 13 años asistí maravillada al proceso de transformación, participando como tímida observadora de todo cuanto sucedía para que aquella casa que inicialmente presentaba problemas para nuestra familia y que rápidamente mutaba y se convertía en espacio a nuestra medida. Luego, al habitar la nueva casa entendí con mayor claridad la razón de muchas de las intervenciones del Arquitecto. La segunda experiencia fue una obra nueva, en un terreno que compraron mis padres y aparece la figura del mismo arquitecto; asistí al proceso integral del diseño y construcción de la obra. En esta oportunidad el estudio previo del arquitecto, las conversaciones con mis padres, especialmente con mi madre que tiene una sensibilidad especial para con el espacio, terminaron por seducirme al extremo de no dudar al momento de decidir cómo seguir mi vida académica”.

El acelerado proceso formativo de Rocío no fue tal. En realidad, como suelen afirmar los muchachos del club, nació lista para la tarea. Su alma inquieta, la influencia de su madre, alma sensible e igualmente inquieta aportó lo suyo educando su mirada y cultivando su inquietud. Su padre, como siempre, hizo lo suyo aportando con paciencia y animando, que después de todo lo importante es ser feliz con lo que hacemos. En todo caso la pasión de Rocío por el diseño del espacio no cuenta los pocos años que revela el calendario y revela una vida entera de preparación para una carrera que recién comienza. En el proceso y mientras estudiaba, Rocío trabajo en el sector inmobiliario y distintos estudios de arquitectura e interiorismo en Uruguay. Con estas experiencias agregó al método y la disciplina de la academia, aquello que ya había palpado en su casa con aquellas mudanzas anticipatorias, que todos los proyectos culminan en la obra. De allí que su presencia en cada proceso del proyecto sea presencial y por momentos hasta obsesiva, lo que surge claramente de la lectura de los muebles estructurales que diseña y encarga y de aquellos otros que debe elegir en el mercado. 

La selección de imágenes que ilustra nuestra presentación refiere a distintos trabajos y nos permite constatar constantes que refieren a una idea clara acerca del espacio y de su condición de ambiente para la vida. La neutralidad del blanco, la calidez de la madera y la armonía en la disposición del equipamiento a partir del cual genera el micro clima necesario para que sus habitantes vivan la vida como quieren y en consecuencia deben. 

Sus primeros trabajos fueron con familiares y amigos, pero rápidamente su manera de ser y hacer corrió de boca en boca y así en pocos años completó veintiocho intervenciones, lo que supone un ritmo acelerado de acción y experiencia. Ya cuenta en su haber con dos apartamentos en la torre Le Parc, residencias en Jardines de Carrasco y La Tahona, departamentos en la rambla de carrasco y otros proyectos ejecutados en Pocitos y Carrasco. 

En los trabajos de Rocío que revisamos a las constantes ya señaladas le sumamos una notoria influencia en el estilo nórdico que surge de sus muebles estructurales, todos en madera rubia y la sobriedad conceptual del espacio que equipa. Sus referentes: Benedetta Tagliabue, Toyo ito, Alvar Aalto, Lina Bo Bardi, Gio Ponti, Arata Isozaki y en términos generales el diseño contemporáneo brasileño, que sigue con atención y curiosidad. 

Ha tomado para sí el método de trabajo de los grandes maestros, investigación, preparación y lectura espacial. El plantillado de los muebles estructurales que diseña es perfecto y se centra en la linealidad y la perfección en el acabado. La materialidad de sus muebles, la linealidad de la iluminación que concibe como un complemento trascendente y la presencia del verde natural que aporta con plantas de interiores tanto como con la interacción con el exterior, sugieren una marcada preocupación por una idea de bienestar y confort que sorprende a partir de esquemas básicos, prácticos y esencialmente eficaces. 

En estos momentos Rocío asiste en España realizando un master en diseño y arquitectura de interiores en la Universidad Politécnica de Madrid. Que, para ella, la preparación y capacitación no tienen solución de continuidad. 

Redacción: Juan Flores Ferrés

Fotografía: Manuel Heslop

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