El proyecto nace como una búsqueda de identidad, para lograrlo se sumerge en las raíces históricas del diseño: la cerámica artesanal. La palabra «cerámica» proviene del griego «kéramos» y traduce literalmente como «arte de trabajar la arcilla». Sin embargo su origen se remonta algunos cuantos años atrás, a la era Neolítica, donde nuestros ancestros descubrieron un material maleable que calentado al fuego se solidificaba. Cada pieza es cuidadosamente elaborada en un taller tradicional montevideano, y la única forma de coordinar los encargos es presencial ya que su dueñonousacelular.Desdeelcomienzohastaelfin, el proceso de elaboración es gestionado por Juan Matías Álvarez, de 32 años, quien gracias a un amigo alfarero se adentró en el mundo de la cerámica hasta convertirla en su profesión. El amor por las plantas marcó el punto de partida: macetas de calidad con un toque moderno. Al hablar de este producto, su rostro se ilumina. Hace especial énfasis en la presencia del drenaje en dicha pieza y el acompañamiento del plato, ambos vitales para la correcta preservación de todo ejemplar vegetal.

Cada producto en el catálogo de Jurema es realizado en su totalidad por manos uruguayas bajo la filosofía del slow manufacturing o producción lenta. Esta metodología de trabajo sostenible garantiza resultados duraderos y atemporales, con un notable respeto por cada paso del proceso artesanal. Un detalle fascinante es que varios de los moldes empleados como base de sus diseños datan de hasta 50 años atrás, y en su mayoría estaban en desuso. Quizá desde allí parte el continuo encuentro entre lo tradicional y lo vanguardista en cada pieza.

Al día de hoy, también podemos deleitarnos con jarrones, pedestales, luminarias y diversos objetos de decoración. Todos ellos disponibles en más de una docena de colores y bajo su característica terminación mate. Las plantas del Vivero Musacco visten de verde las coloridas macetas, por las que Jurema ya es reconocida en el mercado y por todo entusiasta del diseño.