Incasa en La Barra

El proyecto del arquitecto Zaki Tarrab junto a Karina Flom en El Quijote es una oda meticulosa a la arquitectura mid-century, lograda a través de una revisión contemporánea y sensible de los códigos de diseño de los años 50 y 60. Con un terreno de 5500 m² que abraza la reserva natural. Esta vivienda en una planta impresiona no solo por su presencia imponente y sobria, sino también por su cuidadoso manejo de materiales y atmósferas, que logran una sinergia perfecta con el entorno.

La casa, fiel a las líneas horizontales y espacios diáfanos característicos de la época, articula un diálogo entre interior y exterior que fluye a través de grandes superficies vidriadas y una serie de columnas exentas, elementos que no solo evocan la esencia de la arquitectura modernista, sino que también acentúan la conexión visual con el entorno natural. La elección de materiales en tonos arena y texturas que aluden a la naturaleza, como el microcemento continuo en los pisos y cielorrasos de hormigón visto, genera una atmósfera cálida y acogedora, mientras que la piedra laja en exteriores ancla el espacio en un tiempo indefinido entre lo nostálgico y lo contemporáneo.

El interiorismo brilla en su respeto por la estética de los años 60, donde cada detalle parece seleccionado con precisión. La zona social, marcada por cortinas en tono amarillo mostaza —un guiño a las casas de balneario de la época—, se llena de una luz dorada en las tardes, envolviendo el espacio en una serenidad vibrante. Muebles originales de los años 60, como el sofá curvo con patas de bronce, han sido retapizados en un tono maíz, armonizando sutilmente con la mesa de centro lúdica, proveniente de Brasil, que añade una nota juguetona con una cerámica en forma de cereza de tamaño XL.

La cocina, abierta e integrada a la zona social, propone un concepto de «cocina social» a través de una gran isla que funciona tanto para el trabajo culinario como para cenas informales, fomentando la interacción entre quienes cocinan y quienes disfrutan del espacio. Decorada con damajuanas, libros y objetos antiguos, y rematada con un extractor embutido que se despliega solo cuando es necesario, la cocina es un espacio donde la funcionalidad y la estética convergen con precisión.

En el comedor, la mesa de diseño brasileño y las sillas de madera y cuero invitan a largas sobremesas en un ambiente enmarcado por espejos circulares de diversos estilos y materiales, que juegan con la luz y reflejan la vitalidad del espacio. Este mismo juego de reflejos y transparencias se repite en el recibidor, donde una mesa rústica exhibe damajuanas que capturan la luz y los matices del espacio de forma delicada.

Cada rincón de la casa parece diseñado para crear experiencias sensoriales únicas. Los dormitorios emanan calidez con texturas suaves y lámparas en materiales ligeros, mientras que los baños en microcemento en tonos arena crean un efecto de continuidad y ligereza. El baño principal incluso se abre a un patio íntimo con ducha exterior, aportando un toque lúdico y refrescante para los días de verano.

Finalmente, el área exterior, organizada en tres zonas bajo una pérgola, ofrece un espacio de convivencia idílica entre especies de plantas autóctonas. Con un mobiliario robusto y cómodo, una zona de comedor circular con centro giratorio y un área de cocina con barbacoa y horno de pizza, la pérgola permite que las reuniones se prolonguen en un entorno que es tan acogedor como sofisticado.

La casa de Flom y Tarrab es un manifiesto de armonía entre pasado y presente, en donde el diseño mid-century no es solo una inspiración, sino un lenguaje revitalizado y ajustado a las sensibilidades contemporáneas.

 

KARINA FLOM fundó Incasa en el año 2011, en un pequeño local en la zona diseño de Montevideo. Tras 12 años fuera del país que dedicó al estudio de Diseño de Espacios Interiores, Iluminación, Arte, Paisajismo, asistió a muchas exposiciones y ferias de Diseño e Interiorismo en Europa, regresa al país con una idea muy clara de rescatar muebles de distintas épocas y estilos, restaurarlos y “tunearlos” para lograr piezas únicas. En noviembre del año 2017 abre una segunda sucursal de Incasa en La Barra, Maldonado. donde con espacio más amplio, Karina amplía la oferta y además de la venta de muebles, abre una pequeña cafetería con especialidades europeas y cumple así con otro de sus sueños, otro arte. Ese mismo año lanza otra propuesta removedora, las noches de cine con propuestas que integraban la gastronomía con el origen o historia narrada en el film proyectado. En el año 2021, además de muebles de distintas épocas, muebles rústicos y muebles de diseño propio hechos por carpinteros y tapiceros locales comienza con la importación de muebles  de Diseño de fábrica de Brasil y artesanías traídas desde Amazonas. Actualmente Incasa, donde además funciona su estudio, representa a 10 importantes fábricas de muebles para interior y exterior.

Fotografía Nico di Trápani

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