El Color como identidad. Erick Millán

Por Ramiro Colinet

 

México es sinónimo de color. Desde las casas vibrantes de Luis Barragán hasta los tesoros en barro de Oaxaca, pasando por las majestuosas cúpulas de Puebla y los paisajes dorados de las playas de Jalisco, la riqueza cromática es parte del ADN del país. En este universo de tonalidades, el diseñador Erick Millán se ha convertido en un referente contemporáneo, resignificando la esencia mexicana a través de su obra.

Millán se formó académicamente en Estados Unidos y Japón, dos geografías con estéticas y tradiciones radicalmente distintas, lo que le permitió desarrollar un enfoque único en su trabajo. Desde la precisión y la filosofía del diseño japonés hasta la funcionalidad y el dinamismo del diseño norteamericano, su obra se nutre de múltiples influencias sin perder su raíz mexicana.

Actualmente radicado en Guadalajara, su casa-estudio es un espacio donde convergen experimentación y tradición. Desde ahí, desarrolla proyectos tanto para México como para el exterior, llevando consigo una paleta de colores audaz que se ha convertido en su sello personal.

Para Millán, el color no es un mero elemento decorativo; es una herramienta de comunicación. En cada uno de sus proyectos, ya sea mobiliario, objetos decorativos o intervenciones espaciales, el uso del color establece diálogos entre la modernidad y la tradición, lo artesanal y lo industrial.

Su trabajo explora la relación emocional entre el espectador y el entorno, evocando sensaciones a través de combinaciones cromáticas cuidadosamente elegidas. La audacia de sus tonos y la armonía de sus composiciones nos recuerdan que México es un país donde la vida y la cultura se expresan en cada matiz.

En un mundo donde el diseño tiende a la uniformidad, Millán apuesta por una estética arraigada en la identidad mexicana, pero con una visión contemporánea. Sus proyectos son una celebración de los colores que habitan en la memoria colectiva del país, resignificándolos para un público global. Así, en cada pieza, en cada espacio, en cada trazo de su obra, Erick Millán nos recuerda que el color no solo embellece, sino que también narra historias, evoca emociones y define la esencia de un lugar. En su trabajo, México sigue vibrando con intensidad, demostrando que la tradición y la innovación pueden convivir en perfecta armonía.

Fotografías Erick Millán

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