El diseño en nuestras casas es quien habla por nosotros, revelando nuestra manera de ser, sentir y pensar. No solo comunica nuestra personalidad, sino también nuestro estado de ánimo y el nivel de dedicación que le ponemos a cada detalle del espacio en el que convivimos con la estructura y el entorno. La personalización en el diseño de interiores, en sintonía con cómo vivimos o cómo aspiramos a vivir, se ha convertido en un aspecto cada vez más relevante. En este sentido, Victoria Brown ha logrado destacarse como una de las diseñadoras que mejor traduce las inquietudes y necesidades de los habitantes, ofreciendo un lenguaje estético propio que los acompaña en cada uno de sus proyectos.
Esta casa, ubicada en el barrio San Nicolás, Montevideo, cuenta un estilo vanguardista que caracteriza el trabajo de Toia. La casa se presenta con una elegancia minimalista cálida, donde los tonos neutros juegan un papel fundamental. Las superficies y acabados refuerzan una paleta de colores sobria pero cálida, que encuentra en el revestimiento del suelo de madera suave un equilibrio. Las aberturas de aluminio negro contrastan de manera sutil y se integran con techos y paredes en tonos blancos, creando un entorno que transmite pureza y orden visual.
El diseño del living comedor destaca por su espacialidad fluida, donde las texturas naturales toman protagonismo. La madera, presente tanto en el suelo como en los muebles, aporta una calidez envolvente, mientras que un hogar revestido en piedra gris suave se ofrece como el centro de atención del ambiente. Este elemento, además de cumplir su función, actúa como un articulador visual, dividiendo el espacio de manera equilibrada. Frente a él, una gran rinconera de azul noche introduce un toque de audacia y color, complementada por una butaca de tela blanca que suaviza la escena. La mesa baja de centro, también de madera, completa un conjunto que invita a la convivencia en un espacio armónico, donde cada pieza parece estar en su lugar por una razón estética y funcional. La continuidad del espacio se refleja en el comedor, donde una larga mesa de madera actúa como eje principal. La disposición minimalista, pero con gran personalidad, otorga al ambiente una atmósfera cálida y acogedora.
La sencillez del diseño no sacrifica la funcionalidad, permitiendo que el espacio se perciba siempre abierto y fluido. Un segundo estar, pensado para momentos de mayor intimidad o relax, sigue el mismo lenguaje de diseño. Dos sofás en tonos Pantone claros, enfrentados entre sí, establecen una disposición equilibrada, mientras que dos piezas de mármol verticales sobre una estructura de madera añaden una sensación de verticalidad que eleva la percepción del espacio. Estos elementos se integran a la perfección con el gran ventanal que abre el espacio hacia el jardín, reforzando el vínculo entre el interior y el exterior. Una lámpara de pie cónica en tono pecan aporta una nota de calidez y rompe con la linealidad del esquema vertical, aportando profundidad y dinamismo al ambiente.
La cocina, por su parte, fue diseñada con una mirada tanto práctica como estética. Una gran isla revestida en cuarzo gris suave domina el centro, acompañada de bancos de madera que se alinean con el estilo vanguardista de la casa. Este espacio, concebido como el corazón funcional del hogar, no solo es un lugar para cocinar, sino también un punto de encuentro familiar, con un comedor diario integrado que, a través de una amplia abertura, conecta de forma natural con el jardín exterior. Este diseño permite una interacción fluida entre interior y exterior, fortaleciendo la idea de una casa abierta y conectada con su entorno. Los dormitorios mantienen la coherencia estilística de toda la casa.
En esta casa, la calidez de los materiales y la pureza de las formas se combinan para crear espacios serenos y confortables, donde el diseño no es solo una cuestión de estética, sino también de funcionalidad. Una casa donde el diseño se pone al servicio de la calidad de vida de quienes la habitan.
