El proyecto de Cecilia Duque en el apartamento de Punta Carretas resalta como un trabajo integral de diseño interior donde cada detalle ha sido pensado con precisión para transformar el espacio en un hogar acogedor, especialmente adaptado para una persona mayor que deseaba estar cerca de sus hijos. El proyecto refleja la inquietud de Cecilia para empatizar con el usuario, captar sus necesidades y traducirlas en un ambiente donde la funcionalidad y el estilo clásico-moderno se encuentran de manera armoniosa.
La intervención de Cecilia partió de una estructura reformada en la cocina y los baños, lo que le permitió enfocar su propuesta en las áreas sociales y los dormitorios, buscando crear una continuidad estética que enfatizara calidez y accesibilidad. En este contexto, el cuarto de estar se erige como el corazón de la vivienda. Duque decidió conectar visualmente el área de estar con el comedor a través de un empapelado texturizado en tono beige, que genera una unidad espacial suave sin crear barreras visuales, promoviendo un flujo natural en el uso del espacio. Esta decisión no solo aporta coherencia visual, sino que también facilita la movilidad, un aspecto crucial en el diseño para personas mayores.
En el cuarto de estar, Cecilia diseñó un mueble modular en roble natural con detalles laqueados en visón, iluminado indirectamente con tiras LED, que crea una atmósfera acogedora y bien iluminada sin ser intrusiva. Este mueble, con sus 3.45 metros de largo y 2.25 metros de alto, se convierte en una pieza clave del diseño al ofrecer almacenamiento versátil y espacio para exhibir elementos personales y decorativos. Su estructura abierta es ideal para que la usuaria tenga al alcance sus libros y objetos favoritos, sin comprometer la estética. Además, el diseño del mueble ha sido pensado para que integre la televisión de forma discreta, evitando que se convierta en un elemento disruptivo. Para el equipamiento, se eligió un sofá de lino blanco en el centro del estar y dos butacas tipo bergere de cuero con detalles en tachas. Estas piezas no solo aportan una comodidad esencial, sino que, dispuestas simétricamente respecto al mueble modular, generan una sensación de orden y estabilidad visual. La elección de una mesa de centro en placa de roble, que descansa sobre una alfombra de fibra natural de dimensiones generosas (3m x 4m), ayuda a enmarcar el espacio y a proporcionar un límite visual entre el estar y el resto del área social, sin perder la conexión visual lograda a través del empapelado beige. El comedor, un espacio compacto, logra destacarse gracias a una mesa de mármol “Blue Roma”, cuya textura y tonalidades tierra aportan carácter sin sobrecargar el diseño. Las vetas pronunciadas del mármol, en diálogo con las sillas tapizadas en un género liviano, crean un contraste balanceado que hace de este espacio un lugar acogedor y elegante, ideal para reuniones familiares sin dejar de lado la funcionalidad en el uso cotidiano.
La intervención en los dormitorios también refleja una sensibilidad única hacia las necesidades y el estilo de vida de la habitante. En el dormitorio principal, Duque optó por un respaldo corrido en placa de roble, con listones dispuestos de forma irregular, que aporta dinamismo al espacio sin ser abrumador. Este respaldo se complementa con un segundo respaldo tapizado en gris oscuro, decorado con grandes tachas que aportan un toque clásico y sofisticado. La cama se integra perfectamente con mesas de luz en madera laqueada, creando un conjunto coherente y cómodo. La iluminación suspendida en tono ámbar en el dormitorio principal genera una atmósfera envolvente y cálida, pensada para crear una sensación de serenidad y bienestar que es particularmente apreciada en espacios íntimos. La elección de una alfombra de gran formato añade un sentido de continuidad y confort, delimitando de manera efectiva las áreas funcionales de la habitación y suavizando el ambiente. En los dormitorios destinados a recibir a los huéspedes, la diseñadora optó por soluciones prácticas y elegantes que maximizan el espacio. Uno de estos dormitorios cuenta con empapelado geométrico en dos paredes, detalle que le aporta una personalidad joven y moderna sin sobrecargar el ambiente. Un aplique de pared destaca la geometría del empapelado, creando un espacio funcional y visualmente atractivo. En el segundo dormitorio se diseñó un respaldo en placa de roble con un nicho central laqueado en negro que permite exhibir libros y objetos decorativos. Esta solución ofrece almacenamiento adicional y convierte la pared en un elemento decorativo.
El proyecto de Cecilia Duque en este apartamento es una obra que refleja sensibilidad y empatía, no solo con el entorno y las preferencias de la habitante, sino también con las exigencias prácticas del espacio. Cada elemento, desde los tonos neutros y materiales naturales hasta los muebles personalizados y el uso estratégico de la iluminación, contribuye a un hogar donde el confort y la elegancia coexisten en perfecta sintonía.
Fotografía Nico di Trápani
Retrato Estudio Puente