En este apartamento en el corazón de Carrasco, la intervención de la interiorista Carolina Cesio en el diseño de sus interiores es calve para lograr equilibrio entre el arte de vivir y la pasión por las obras de arte, capturando la esencia de sus propietarios: apasionados coleccionistas que encuentran en su hogar un reflejo de sus valores estéticos. Esta obra de renovación, desarrollada en colaboración se basa en un entendimiento profundo de los habitantes, donde cada elección de diseño y material responde a sus gustos y estilo de vida, proponiendo un diálogo fluido entre la funcionalidad y la contemplación. La concepción del espacio interior diseñada por Carolina Cesio revela un enfoque meticuloso en la búsqueda de materiales y detalles que transforman la estructura en un espacio vibrante. La reforma aprovechó las alturas variables de los techos y las expansiones de doble altura en áreas seleccionadas para enfatizar la espacialidad y la presencia escultórica de piezas clave. En este sentido, tres elementos destacan por su fuerte impacto visual y conceptual: la biblioteca de doble altura en el comedor, la colección de grandes luminarias suspendidas en el salón de estar y la monumental biblioteca de roble negro que define el espacio de lectura y tv, aportando un carácter sólido y sofisticado. Estas piezas no sólo cumplen funciones prácticas, sino que son obras de diseño que dotan al espacio de una personalidad única, creando puntos focales que conducen la mirada y estructuran la percepción del entorno. La selección del mobiliario y las luminarias fue realizada con un enfoque en el diseño de autor y la excelencia en los materiales, incluyendo piezas de creadores destacados. En el comedor,
la mesa maciza de plátano y la biblioteca laqueada en roble, ambas diseño de Carolina Cesio, dialogan con las lámparas colgantes Flamingo de Antoni Arola y una obra de arte de Fernando López Lage, estableciendo un espacio que mezcla intemporalidad y modernidad. En el salón de estar, los sofás de cuero y las mesas centrales y laterales de roble negro de Krikor Abrahamian confieren un aire de sobria elegancia, complementado con las imponentes lámparas Moby Dick de Karman, que añaden un toque de dramatismo sin romper la coherencia visual.
La zona de lectura y televisión plantea una atmósfera acogedora y sofisticada, donde un sofá de diseño exclusivo de Jader de Almeida, junto con una lámpara de pie de Marset y un biombo orgánico que funciona más como obra de arte que como separador, permiten una transición fluida entre el hall y el estar. Este espacio ha sido concebido para invitar a la calma y a la inmersión, reforzando la idea de un refugio cultural y estético en cada rincón. La suite principal es un tributo a la serenidad y al buen gusto, con tonos claros en lino y gamuza, cortinas de gasa de lino y mobiliario de roble, que logran una atmósfera de sutil elegancia y calidez. Las piezas de autor seleccionadas ofrecen al conjunto una cohesión inusual, donde cada elemento ha sido diseñado o elegido para aportar carácter y fluidez, evocando una estética contemporánea que, a la vez, respira autenticidad. El área exterior, concebida como una extensión natural de la propuesta de diseño, presenta sofás con cuerdas náuticas y dos bancos como piezas exclusivas del diseñador Jader de Almeida, la presencia de olivos topiarios y stipas, que añaden un toque verde y estructurado a la terraza, en perfecta sintonía con la delicadeza y modernidad del interior. Este proyecto no es sólo un ejercicio de diseño; es un manifiesto sobre la vida elegante y consciente. Cada espacio, cada material y cada objeto reflejan un compromiso con la calidad y una comprensión profunda del arte de habitar. La sinergia creativa entre los propietarios y la diseñadora permite que esta obra se desarrolle con naturalidad, consolidando un hogar que es, sin duda, tanto una obra de arte como un lugar para vivir.
Fotografías Nico di Trápani
Redacción Diego Flores