La casa fue diseñada para un paisaje agreste, urbanizado con el cuidado de mantener ese carácter. El terreno propuesto es uno de los más elevados y el Arquitecto Matías Casaux Alsina tomo el partido de mantener la floresta tupida del lugar y aprovechar el centro que proponía una intervención quirúrgica. Así se gesta este proyecto que propone una visión posmoderna del hecho arquitectónico.
La topografía aportó lo necesario para que la llegada a la casa resulte encantadoramente demorada, un sinuoso camino para los vehículos, una fantástica red de escaleras que facilitan el ascenso. Muros de piedra contienen tierra y además aportan carácter al paseo que supone llegar. La decisión, la toma de partido no fue fácil y demando un estudio exhaustivo del terreno y su particular topografía. Alejarse de las calles internas de la urbanización, mantener la vegetación existente y procurar las mejores vistas manteniendo la privacidad constituían variables difíciles de conciliar. Finalmente el diseño de Casaux Alsina ubicó la casa en el centro del terreno a una altura de cuatro metros con referencia a las calles internas. La decisión demando generar accesos para caminar y otros para acceder con el automóvil y en ambos casos la demora nos recuerda que la arquitectura, además de ancho, largo y altura, también es tiempo, paseo, magia y poesía. Los muros de piedra que contienen los terraplenes sobre los cuales se cimentó la estructura establecen en encantador telón que asigna carácter al ingreso y fueron aligerados con una gran pérgola de madera para el estacionamiento y con un circuito de acceso peatonal que resulta todo un paseo. Hacia la derecha una calle nos conduce hacia el nivel superior donde un gran atrio opera como playa de estacionamiento. Los vehículos quedan a muy pocos metros del acceso a la casa. Hacia la izquierda, el paseo nos conduce, entre plantas y árboles, siguiendo el trazado de los muros de piedra, hacia el mismo destino.
La casa, que se desarrolla en una planta, se encuentre a nivel con las copas de los árboles con lo cual el entorno resulta mágico, sorprendentemente mágico. La implantación se resolvió en eje corrido sobre el terreno procurando una orientación que a la vez que se favorece con la mayor cantidad de luz posible, está orientada hacia el faro de José Ignacio que se divisa a lo lejos. Un gran espejo de agua, la enorme piscina con fondo pintado de color negro, recorre en toda su extensión la fachada que se abre, literalmente, con enormes ventanales hacia ese paisaje encantador.
El diseño de Casaux Alsina supuso un trabajo exhaustivo que logró que todos los ambientes se vinculen visualmente con el entorno, circunstancia que considerando el volumen que alcanza a cubrir doscientos veintitrés metros cuadrados es todo un dato. La estructura se integra a partir de dos grandes cajas comunicadas entre sí por una gran galería. La caja principal contiene los espacios públicos y de uso diario, la posterior se concentra en las suites y dependencias de servicio. La economía de materiales para materializar el proyecto tiene mucho que ver con la riqueza del resultado final, en las fachadas la piedra gris alterna con el granito, también gris, el vidrio y superficies revocadas con acabado textura do blanco.
En el interior se mantiene el revestimiento textura do blanco para las paredes, el pavimento revestido en Dekton y se suma el lapacho que se ocupa de toda la carpintería que es importante. Construida a casi cuatro metros de altura con referencia a la calle interna de la urbanización, la casa convive con las copas de los árboles con lo cual la intimidad es total, la fachada vidriada de la caja principal se abre casi totalmente, los ventanales permiten una apertura de dos terceras partes de su amplitud total, y en su recorrido integra comedor, living y cocina, reservando en un lateral el sector de la barbacoa, todo en línea y con un efecto de armonía que funciona.
Se trata de una segunda casa con lo cual el trabajo del Arquitecto contó con los aportes del Estudio de Ximena Fontan Balestra para el proyecto de equipamiento interior y exterior y del Estudio Barzi Casares para el paisajismo.El equipamiento ha sido resuelto con muebles tapizados en colores crudos y blanco, con estructuras y elementos de madera rubia. El gran ambiente central de la casa, que integra la cocina, genera los necesarios espacios asignando carácter de microclima.