Mirador de ensueño. Nora Pardo en Piriápolis

Desde lo más alto del Cerro San Antonio en Piriápolis, esta casa que cautiva por su vista, la simpleza de sus formas, su minucioso jardín y la piscina que no distingue limites con el mar, refleja el trabajo que realizaron en conjunto la arquitecta uruguaya Nora Pardo y sus propietarios, donde el desafío de aprovechar al máximo la vista se cumple por completo. Una casa destinada para pasar los meses más cálidos del año en un lugar elegido por la inmensa tranquilidad que propone el paisaje.

Se trata de una casa distribuida en dos plantas que se ancla sobre la piedra aprovechando al máximo el terreno inicialmente adquirido que luego se amplía conformando lo que es hoy el cuidado jardín concebido por el ingeniero agrónomo Christian Carrero. La lectura del terreno, el respeto por el paisaje y la necesidad de integrarse a él condujeron tanto la implantación como el desarrollo del proyecto.

En un ambiente integrado se dispone el living, el comedor y la cocina, diseñado estratégicamente para compartir y aprovechar al máximo las vistas que ofrece hacia el mar y las sierras, generando un espacio abierto, transparente. Este espacio conecta directamente con la terraza que se extiende hasta la piscina. Los muebles se encuentran en perfecta sintonía con la arquitectura, son diseños exclusivos hechos a medida por Cassoni, conciben un ambiente moderno y despojado.  En el living, el hogar funciona como bloque, generando dos espacios bien definidos, por un lado el área social y por otro el recibidor, delimitado a su vez por un desnivel. La magia de los distintos planos opera y aporta mucho a las atmósferas generadas en cada ambiente.

En el comedor la luminaria creada por la artesana Magdalena Díaz construida en vidrio de color establece un singular contraste con lo moderno del mobiliario y con los tonos blancos que predominan casi por completo. La escalera revestida en Travertino, oficia como espacio integrador entre ambas plantas, utiliza un requisito fundamental, contener amplias vistas tras techo y muro de vidrio. El sector debajo de la escalera opera como sitio expositor, en este caso se dispone una rama de árbol seco, rodeada por piedras blancas creando un espacio único. Más atrás, sobre la pared posterior se encuentra el trabajo realizado en vidrio por la artesana Magdalena Díaz.

La suite principal con vestidor como el resto de los dormitorios es simple y cómoda, donde la vista es el elemento principal. Se destaca un hogar el cual se comunica a su vez con el baño contiguo. La cabecera hecha a medida por Cassoni es de láminas de palisandro al igual que la mayoría de los muebles de la propiedad. Siguiendo las mismas líneas y tonos que en el resto de la casa, el baño luce apliques de vidrio en tonos azules de origen artesanal al igual que la bacha, un jacuzzi doble ideal para el relax y un hogar que se comunica con la suite principal generando un ambiente único en días fríos.  Un diván Le Corbusier dispuesto hacia la gran ventana invita a descansar. Dentro del garaje y continuando con la piedra que oficia de muro, se encuentra refugiada una pequeña cava poblada de bebidas que se mantienen y hasta evolucionan a partir de la temperatura ideal que propone la piedra.

Una piscina infinita, espectacularmente ubicada, se roba todas las miradas. Este diseño da la sensación de no tener fin, generando un efecto visual que se confunde con el horizonte.

El paisaje natural y el paisaje construido operan con increíble sintonía. El equipamiento diseñado y producido especialmente por Cassoni complementa un escenario ideal.

Fotografía José Pampín

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