El color en “La habitación roja” de Henri Matisse invade toda la obra, es un mantel estampado, que luego sube, se pliega y se transforma también en pared. Lo único que rompe con la paleta es el paisaje de fondo, de color verde, opuesto e intenso. El proyecto arquitectónico comparte con “La habitación roja” el mismo diálogo con su entorno así como el nombre de su autor.
Se puede describirlo en 3 claves fundamentales: El Rojo, un sendero que recorre e invade el predio tejiendo el proyecto; La Corneta, amplificador y mirador de Parque Miramar; y el Parque de Gramíneas, borde difuso entre el entorno y Matisse, lugar de juego y encuentro. El sistema constructivo es prefabricado y montado en obra seca en su amplia mayoría. Una trama metálica que estructura al proyecto en su totalidad, dándole forma y expresión. Cerramientos en chapa, policarbonato translúcido y vidrio. Por último se utilizó la madera para aportar rusticidad y calidez, tanto en el pavimento del recorrido así como en el cielorraso de La Corneta.
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Redacción Martín Flores
Fotografía Nacho Correa