Omar Rienzi es arquitecto, esposo, padre y abuelo. Pero abrazando todas estas condiciones destaca su condición de soñador, hacedor y pionero. Su intervención sobre la Avenida de Las Américas transformó al paisaje y generó una nueva realidad que habilitó al desarrollo de una zona que antes de su primer edificio bajo, era un lugar de tránsito que nadie consideraba habitable. Veinticinco obras después, continúa soñando y su principal obra, la familia, ha heredado esa condición que lo destaca y señala como a un hombre imprescindible.
Las primeras entrevistas con Omar Rienzi las concretamos en su Estudio. Se trata de las plantas superiores de uno de los testimonios urbanos de Carrasco, un chalé normando restaurado y acondicionado con todo el confort de nuestro tiempo. Allí trabaja junto a su señora, sus hijos y colaboradores.
… su compra fue muy “sui generis”, pues se acordó con el propietario de la casa que la transformaríamos en varias oficinas incluida la nuestra. El aceptó que se la fuéramos pagando a medida que íbamos vendiendo las oficinas. Fue un gran paso, porque esta oficina nos permitió albergar las distintas áreas que conforman hoy al equipo y consolidar el crecimiento.
Las últimas entrevistas fueron en su casa de la calle Brocqua. La arquitectura es envolvente, espacial, que rodea y contiene. Y cuenta historias y la historia de la casa de Omar Rienzi no solo aporta a nuestra necesidad de conocerlo más y mejor, además nos ayuda a comprender su trabajo profesional.
«…vivíamos en Pocitos, en una casa muy linda, pero nos encantaba el estilo de vida de Carrasco, que los chicos pudieran ir en bicicleta al Colegio, tener jardín y estar más en contacto con la naturaleza. Por lo que vendimos la casa y construimos una de estilo colonial en la calle French, frente a la Scuola italiana. Allí alcanzamos a vivir seis meses, un día nos visitó Paco Irazábal con un cliente que quería comprar nuestra casa. Por supuesto que no estaba en venta, pero entonces, al recuperarnos de la sorpresa entendimos que se trataba de una oportunidad para comprar un terreno y construir en Carrasco Sur. La idea era construir dos unidades en Propiedad Horizontal, una para vivir nosotros y otra para alquilar, lo que finalmente no se dio ya que el primer interesado en alquilarla, la compró. Y otra vez vendimos, buscando un nuevo desafío. En el año 1991 compramos este terreno, porque Brocqua nos ofrecía la posibilidad de hacer en un futuro una casa que no fuera en propiedad horizontal. Como en ese momento, además de proyectar yo construía con una plantilla de obreros y necesitaba un lugar para guardar maquinarias y herramientas, decidí aprovechar el terreno y construir un galpón en el fondo para utilizarlo como depósito para la empresa constructora. Pero después llegó la oportunidad de alquilar nuestra casa, convertir el galpón en vivienda y mudarnos a Brocqua, siempre con la idea de construir nuestra futura casa al frente y convertir la edificación del fondo en barbacoa. Mientras no comenzábamos la obra, como el terreno era muy grande, hicimos piscina, parrillero y hasta una cancha de voleibol, que disfrutamos mucho con la familia y los amigos. En el año 1995 con María José proyectamos esta casa, pero sabíamos que había que hacerla en etapas, ya que invertía en construir otras propiedades. Al principio tenía una sola planta, pero generamos una claraboya con la intención de ubicar allí la futura escalera. A medida que los chicos fueron creciendo, se fueron involucrando en el proyecto de cada una de las etapas y participando de su evolución. En el año 2015 construimos la segunda planta y la casa quedó tal cual la habíamos diseñado veinte años antes. Para mí, un sueño cumplido. Esta casa y su historia forjaron el equipo que tenemos hoy con mi esposa y mis hijos.»
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Redacción Diego Flores
Fotografía José Pampín