Se trata de una casa muy particular debido a los caprichos del terreno, ubicado literalmente sobre la arena. La toma de partido así como la definición del diseño son el producto de un intenso trabajo en la lectura del paisaje y la interpretación de la mejor manera de intervenir en él. Los proyectistas debieron
afrontar un terreno de dimensiones tan precisas como complejas, con una superficie en forma de triángulo y la única opción para la implantación, en su centro. Por esa razón el estudio decidió proyectar una casa que imita a un gran barco anclado frente a la costa, una gran estructura triangular de dos plantas,
estructurada y sostenida en hierro y acero corten, y revestida en madera. En su interior, la casa invierte las plantas, y en la planta alta encontramos las áreas sociales, como el living, el comedor y las salas de estar, que aprovechan las inmejorables vistas hacia el océano. Los ambientes logrados son cómodos, espaciosos y generan mucha fluidez en la distribución, los grandes ventanales aportan organicidad al diseño y dialogan de maravillas con el cielorraso que sigue el juego y una gran biblioteca, eje del espacio. En la planta baja se ubicaron los dormitorios y los ambientes de uso privado que se integran al exterior, generando un acentuado vínculo con el entorno paisajístico. La casa dirige sus vistas hacia el sur, orientando la puerta principal hacia el norte, logrando así ambientes luminosos y confortables.
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Redacción Martín Flores
Fotografía Andrés Henon