La casa domina una esquina ligeramente ochavada en una de las urbanizaciones más lindas con que cuenta Punta del Este, Punta Ballena. Las calles pavimentadas son anchas y lucen la delicada escolta de una arboleda tupida. En ese escenario el Arquitecto Massat ha generado aportes importantes que al recorrer permiten asistir al desarrollo de este barrio. Con esta obra, la última proyectada y construida por este autor, encontramos una visión de la Arquitectura Moderna que tanto ha influenciado toda su producción.
El proyecto comenzó a gestarse a partir de la idea de una segunda casa. Con el terreno escogido los diálogos con el Arquitecto se sucedieron y a lo largo de ellos fue surgiendo un intenso nivel de consustanciación entre habitantes y proyectista.
El terreno ocupa una esquina que se abre hacia una rotonda y mira de lado hacia la playa que distan a tan solo unos ciento cincuenta metros. La necesidad de rellenar el terreno para ganar altura se relacionó con la necesidad de alcanzar el nivel de la calle y también para poder salvar las mejores vistas hacia el mar.
La fachada principal se levanta hasta superar las alturas de la calle y las casas circundantes. Y lo hace con singular gracia, se trata de un ejercicio de articulación que genera muros plenos, algunos de ellos circulares, y otros rectos que operan como marcos al contener importantes vidrieras que capturan las mejores vistas hacia la playa y al mismo tiempo resguardan la intimidad del interior.
La casa ocupa el terreno generando un patio interno abierto hacia el jardín posterior que generan dos pronunciados brazos. Ambos sectores se relacionan con el terreno y las alturas resultantes que en el sector que contiene los ambientes privados de la familia permite dos niveles. Toda la casa se abre hacia un jardín vital que protegido de los vientos es un escenario natural habitable todo el año. Los dormitorios y la sala de estar se comunican directamente con este espacio natural.
La vinculación de los ambientes interiores es franca y abierta, los corredores son amplios y funcionan como ambientes con vida propia.
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Redacción Diego Flores
Fotografía José Pampín
