Esta vivienda presenta un juego volumétrico menos recurrente, pero de marcada presencia en el área de acceso, caracterizada por un volumen elevado de mayor altura en comparación con el resto de la composición.
En planta baja el espacio fluye entre el interior y el exterior, prolongándose a través de amplias ventanas que desdibujan los límites de lo construido. La continuidad material de los pisos de madera del estar-comedor en un deck exterior, ayuda a leer el espacio como único, generando una relación con el patio sin esfuerzo aparente.
En relación con este espacio se encuentra la cocina, objeto de diseño y suma importancia para los clientes, ésta debía ser abierta, integrada al estar-comedor, generando un vínculo con la vida de hogar, forma parte del sector que la familia más disfruta de la planta baja, donde se resuelve una estufa a leña rematando el volumen.
La impronta del cliente llevó a generar el contraste con los pisos de madera antiguos del sector de sala de estar y comedor principal, lo que le da una agradable sensación de calidez al ambiente, donde el blanco de las paredes interiores neutraliza el espacio. Cada usuario brinda su aporte para conferirle a su hogar el sello final.
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Redacción Diego Flores
Fotografía José Pampín