Ubicada en el corazón de Carrasco, esta casa supuso un reto particular para el estudio ya que se trató de una reforma con una completa restauración de la estructura existente, tanto en su interior como exterior.
La fachada principal se presenta con dos volúmenes verticales coronados por cubiertas de teja colonial a cuatro aguas que, que rotan de forma frontal sobre su eje de forma lineal. Estos volúmenes se unen entre sí por medio de un gran bloque de piedra que oficia de recibidor y entrada principal de la casa.
La vivienda se configura en dos niveles, la planta baja cuenta con ambientes amplios y cómodos y estructura cuarto de estar-comedor, cocina integrada a gran estar con amplios ventanales. En planta alta tres dormitorios y escritorio. En la fachada posterior, una gran barbacoa termina de delinear la tipología en forma de “L” en planta baja y se abre al jardín generando un gran vinculo interior-exterior con la piscina como protagonista de la escena.
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Redacción Diego Flores
Fotografía José Pampín / Estudio Rienzi