El proyecto se encuentra en una ubicación excepcional en Montevideo, en una esquina del barrio de Carrasco, frente al mar. La presencia de la rambla, un espacio público importante, ofrece vistas panorámicas desde y hacia el sitio, convirtiendo el horizonte costero en protagonista. Este encuentro entre la ciudad, el jardín y el mar representa las cualidades únicas del área patrimonial de Carrasco. El proyecto reconoce y valora las características arquitectónicas de los edificios existentes, que forman parte del imaginario colectivo de la ciudad. Combina historia, patrimonio y futuro. El diseño redefine los programas originales de las construcciones, creando un desarrollo de uso mixto que incluye oficinas y residencias de alta gama. Se reconocen tres sectores claramente diferenciados: el antiguo Hotel Riviera, el área al norte del hotel y la casona con su jardín. La renovación del hotel conserva el estilo arquitectónico original, con elementos característicos del art déco, y respeta su distribución interna, transformándola en una propuesta de espacios que maximizan las vistas. En la fachada norte se añade un nuevo cuerpo residencial que convierte la antigua medianera en una nueva fachada.
En el lateral del hotel se construye un nuevo edificio de oficinas. Su diseño mantiene un lenguaje contemporáneo que respeta los lineamientos de la construcción original. Cuenta con un vestíbulo de acceso de doble altura, amplio y con una calidad espacial destacada, distribuido en tres niveles. La casona y el jardín forman un conjunto arquitectónico de gran valor patrimonial de inspiración andaluza. La renovación resalta estas características y adapta los espacios para su uso corporativo. Cada sector presenta una composición espacial y una expresividad definidas. El carácter del proyecto combina diseño arquitectónico y elección de materiales. Se utilizan materiales simples pero expresivos, como hormigón visto, piedra, vidrio y madera en paneles fijos y persianas de protección. El proyecto considera la arquitectura y el diseño de interiores como un todo, buscando la calidad en cada detalle de la obra. Un edificio con esta singularidad compositiva y programa definido establecerá una identidad y una marca distintiva que se convertirán en un hito para la zona donde se encuentra.
Encuentra la nota completa en Revista Arché #180
Redacción Martín Flores