La vida más allá de la ciudad, Leandro Añon (2023)

La visión e inquietud de Leandro Añón supuso que treinta años atrás, el sueño de transformar una fracción de campo ubicada en un paraje idílico y apenas distante de Montevideo, en la pujante realidad urbana que hoy trasmite el Camino de los Horneros. Así nació, en el año 1992 Lomas de Carrasco, luego de la Tahona, la primera urbanización de Canelones, pionera en el país. Desde entonces a la fecha, la gesta colonizadora del lugar se ha convertido en el centro de una industria pujante que genera un flujo constante de obras, en el mundo de La Tahona permanentemente relevamos entre ochenta y cien casas en construcción. El desarrollo de urbanizaciones ha permitido generar identidad a la zona y construir comunidad a partir del fuerte vínculo que la familia Añon  imprimen a cada nuevo emprendimiento, desde la práctica del Golf, a la viña y el aceite de oliva, los habitantes descubren en el universo que propone el grupo LA TAHONA opciones que en todos los casos apuestan a un estilo de vida, a una manera de hacer y de ser. Actualmente la empresa que lidera Leandro Añón despliega sus proyectos en otras zonas de Canelones y también en Salto, Paysandú y comienza con sus primeras líneas en el exterior.

Los últimos años están signados por cambios importantes en nuestras vidas. Y uno de ellos refiere a la relación que mantenemos con la naturaleza. La crisis sanitaria, más que innovar en ese tema simplemente aceleró procesos que ya estaban allí, enseñando que era posible vivir de otra manera, más allá de la ciudad. En la larga lista de motivaciones podemos ubicar a la contaminación sonora, la polución ambiental, la inseguridad, pero para nosotros existe otra característica que instalamos como sustancial, la condición gregaria de nuestra especie y la necesidad de recrear aquellos espacios que hace ya mucho tiempo, conformaban el escenario natural para nuestras vidas, el barrio.

Las discusiones ideológicas acerca del impacto de estas urbanizaciones en la dinámica social y cultural han sido superadas a partir de la comprensión de un fenómeno que resulta transversal a la sociedad. El formato recorre, como lo hicieron antes los viejos barrios, distintas franjas y actualmente en Ciudad de la Costa encontramos propuestas de distintos niveles. Las nuevas urbanizaciones no segregan, integran, sus proyectos no fraccionan territorio, lo integran. Y en nuestro país, este proceso comenzó treinta años atrás con un sueño que se llama LA TAHONA.

 

Por la ruta interbalnearia se percibe un crecimiento increíble. Ha crecido la población del lugar y se nota. Las fracciones de campo que se mantienen conviven con edificaciones residenciales y comerciales que dan cuenta de un proceso de urbanización extendido que ya transformó al paisaje. Y la transformación comienza ni bien atravesamos el Puente Carrasco, en cualquiera de sus dos versiones, por la Rambla o por Camino Carrasco. La avenida de las Américas es hoy un boulevard de torres bajas en el que aún encontramos algunas casas. La curva que nos conduce hacia el Aeropuerto cuenta con una batería de locales comerciales que ahora está completo y coronado por el primer Mall de Diseño del país, todo un portento donde la Arquitectura desplegada promueve, con sencillez que refiere a un paisaje urbano distinto, valores y características que a partir de él encontraremos a lo largo de los próximos veinte kilómetros.

La vieja ruta lejos de verse desplazada por los nuevos trazados asume un nuevo papel en el proceso de crecimiento y desarrollo de un territorio que apenas treinta años atrás, era rural. Nuevas urbanizaciones, locales comerciales nuevos y unas pocas residencias que han sobrevivido en esta dinámica de expansión urbana, tienen en el eje que señala el Camino de los Horneros, su primera página. Su origen, su razón para ser y crecer.

El despliegue edilicio y comercial del Complejo CarOne que ha traccionado una importante batería de servicios esenciales y culturales, señala al lugar con un claro mensaje, en esta parte del territorio, están pasando cosas. Y lo cierto es que vienen sucediendo desde hace tiempo. Tanto, como treinta años.

Todo empezó con un grupo de audaces vecinos de Carrasco que pensaron que entonces era buen momento para traer a Uruguay un modelo que estaba muy fuerte en Argentina: club de campo o country. Uruguay enseñaba una tímida madurez para asumir negocios inmobiliarios de porte y algunos pioneros se permitieron pensar que podía existir un club de campo con una cancha de golf. De hecho, la idea original surge de un proyecto que trabajó el Arq. Samuel Flores Flores, que finalmente no se realizó, del cual el grupo inversor original era potencial comprador de una unidad, aunque no para hacer el desarrollo.

A medida que avanzamos sobre Camino de los Horneros comenzamos a convivir con paisajes increíbles que enseñan vides sobre la ruta, más al fondo olivares. Y casas, un singular despliegue de Arquitectura que enseña formas distintas. Casas grandes más grandes. Con cubiertas a dos aguas y con lozas planas. El cuidado de los jardines. Y un gran movimiento.  Son las cuatro de la tarde y los vehículos, autos y camionetas, desfilan en un viaje de acceso y egreso que parece no tener solución de continuidad. Pude verificar que son más de 100 las obras en construcción en las seis urbanizaciones que ya están habitadas y operativas. Obreros y profesionales que culminan sus jornadas laborales se mezclan con padres y madres que van y vienen de los colegios con sus hijos. Y otros que regresan a casa.

Para contar esta historia, que es la historia de una visión, de una idea encarnada en convicción que debió sortear los obstáculos de la fe en los cambios, de los riesgos que suponía promover la vida en mitad del campo y también los que suponía desafiar a la legislación que no estaba preparada para el proyecto, contamos con Leandro Añón, protagonista de la gesta y actual Director de aquel emprendimiento pequeño que hoy se ha convertido en enorme y que lidera al sector y de los Desarrollos Inmobiliarios para el que abrió puertas, generó condiciones y lo más importante, generó antecedentes que hoy lo validan.

…la compra de la tierra fue un momento muy importante, el lugar debía ser especial. Montevideo estaba vedado, debía ser en Canelones, en un lugar cercano, y a su vez, para que fuera apto para construir un campo de golf, las tierras debían tener determinadas características, elevación, movimiento. Apareció un americano que decía que la naturaleza le había dado 100 millones de dólares en movimientos de tierra al lugar y así fue, tenía algo especial. La Tahona es el nombre del campo original, que tiene más de 100 años. Las tahonas son molinos para hacer harina, que funcionan por la fuerza de caballos. Ahí empezó la historia, se armó el proyecto, se juntó un grupo inversor, Samuel Flores Flores aportó un grupo de argentinos, Luis García Belmonte y su familia, que participaron en la inversión, el grupo original de uruguayos que es el mismo que continúa hoy en día sumó un grupo de españoles y ese fue el origen. Para ese entonces no había nada, era un camino de balastro con dos badenes, no tenía suficiente energía eléctrica, no había agua potable. El primer estudio de mercado dijo que no era viable, que los gastos de la cancha de golf iban a ser muy altos. Luego de consultar distintas opciones, el mérito fue del estudio Armas que le encontró la vuelta para que el proyecto fuera factible…

Hago memoria y recuerdo que veinte años atrás la idea que todos registramos era la de un “barrio privado”. Canelones no tenía normativa para nuevas urbanizaciones como la propuesta y todo era un tema de conceptos, pre conceptos. Y también falta de ellos. Entonces la propuesta que se llevó a cabo competía claramente con una onda expansiva que estaba trasladando habitantes desde Montevideo hacia Solymar y El Pinar. La inquietud por nuevos escenarios para la vida ya estaba germinando entre nosotros.

La gesta para urbanizar en La Tahona comenzó en el año 1992 y recién ocho años después se obtuvieron los permisos. Lomas de La Tahona, originalmente Lomas de Carrasco resultó en una experiencia fantástica que rápidamente contó con habitantes y desde entonces no ha dejado de crecer. De alguna manera Lomas se convirtió en una referencia que animó a numerosos proyectos que luego replicaron en Punta del Este y otras partes del país.

…los primeros propietarios de La Tahona fueron Raúl Alfredo y Daisy Storm, Daisy sostenía que los Arocena habían fundado Carrasco, y entonces ella debía  fundar Lomas de Carrasco (nombre que tuvo La Tahona en sus inicios), no solo fue la primera en firmar el boleto de reserva del primer lote, sino que fue la primera en instalarse en forma permanente. Actualmente son más de 800 las familias que viven en La Tahona. El grupo fundador eligió el golf porque es un tema que daba posicionamiento y era la excusa perfecta para vivir en un jardín, todos los terrenos dan a la cancha, algo muy lindo del proyecto de Samuel Flores Flores, que entendió la forma de vincular el programa con la naturaleza…

Encuentra la nota completa en Revista Arché #178

Redacción Diego Flores

Fotografía José Pampín / La Tahona

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