Enclavado en el pintoresco barrio residencial de Malvín en Montevideo, emerge un edificio que redefine el concepto de elegancia contemporánea. Este bloque de hormigón simple, abrazado por el vidrio y coronado por una azotea al aire libre con espacios de esparcimiento y parrilleros, se presenta como un testimonio de diseño sofisticado y audaz. En armonía con su entorno residencial, este edificio se erige como un símbolo de modernidad y distinción, destacándose entre las casas linderas con su presencia vanguardista.
El edificio, con su planta principal y dos niveles adicionales, se presenta como un gran bloque de hormigón que se eleva en el paisaje urbano, desarrollando 8 unidades 4 en planta baja del tipo pasantes cada una con un patio, y 4 unidades en triplex, destacadas por un modulo marcado y una piel metálica que se abre y se cierra, mutando y dando texturas y sombras variadas y divertidas.
Su estructura simple y sólida es un testimonio de su integridad constructiva. Sin embargo, lo que cautiva la atención es la delicada integración del vidrio que envuelve y protege la estructura, creando un juego de transparencias y reflejos que fusiona el edificio con su entorno.
La paleta de materiales cuidadosamente seleccionada agrega una dimensión de elegancia y calidez al edificio. En la planta principal, el edificio está revestido en madera, creando una fusión armoniosa entre lo natural y lo construido. Este revestimiento de madera aporta textura, contraste y una sensación acogedora que contrasta con la solidez del hormigón. A medida que ascendemos a los niveles superiores, grandes ventanales protegidos por cortinas transparentes de hierro se convierten en los protagonistas, inundando los espacios interiores de luz natural y estableciendo una conexión visual con el entorno circundante.
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Redacción Martín Flores
Fotografía Ferrés / Cánepa