En una proa privilegiada de Montevideo, donde la mirada se extravía entre el verde ondulado del Club de Golf y los fuegos suaves del atardecer, este apartamento nuevo aguardaba su primer soplo de vida. La planta, ya bien resuelta, ofrecía lo esencial: amplitud, proporción, vistas. Sólo le faltaba hablar el idioma de sus habitantes: esa calidez despreocupada que solo una familia joven puede exigir —y una arquitectura sensible puede ofrecer—.

La intervención no fue una cirugía mayor, sino una orfebrería afectiva: ajustes precisos, gestos justos, inteligentes y sensibles. El living, abierto y luminoso, se dejó respirar, con tonos grises, maderas claras y algunos muebles heredados que impusieron su memoria sin estridencias. El comedor acompaña con naturalidad esa misma lógica: espacios serenos, texturas suaves, sin sobrecarga ni frialdad.

La cocina se conectó con la terraza, que dejó de ser anexo para convertirse en escenario de comidas compartidas y asados al sol. El antiguo dormitorio de servicio, liberado de su función inicial, se transformó en refugio joven, un pequeño reino de pantallas y almohadones.

En la suite principal, los placares se ocultaron tras paneles que visten el espacio con elegancia discreta, como una escenografía silenciosa. Nada desentona. Todo respira una armonía descontracturada, como si cada rincón dijera: aquí se vive, se ríe, se juega.

Y al final, la vista: esa mezcla de cielo abierto, árboles inmensos y campo de golf que transforma el apartamento en un balcón flotante sobre el paisaje. Como si el parque hubiera subido, en puntas de pie, a habitar la casa.

PROGRAMA: REFORMA APARTAMENTO
PROYECTO DE ARQUITECTURA: ESTUDIO BERTHET MENDEZ TARANTO, HALINNA EGAÑA ARQ. ASOC.
EMPRESA CONSTRUCTORA: ZORRILLA CONSTRUCCIONES
FOTOGRAFIA: JOSE PAMPIN