Chacra en Punta Colorada. Sentido Arquitectura

Ubicada en Punta Colorada, Maldonado, la casa destaca por la armonía lograda entre su implantación y el entorno natural que la rodea. Ocupa un terreno en altura, se integra de manera sutil ofreciendo vistas inigualables al Cerro del Toro. El proyecto fue concebido bajo una premisa clave: que la arquitectura no se impusiera al paisaje, sino que lo acompañara respetuosamente. Esta simbiosis entre edificación y entorno es fundamental para preservar el carácter natural del lugar, evitando cualquier forma de intervención que pudiera corromper su esencia.

Desde el inicio, este proyecto se vivió de manera muy especial, gracias al vínculo único que los proyectistas generaron con los habitantes. El encargo surgió de la necesidad de construir en una zona muy particular, aprovechando la experiencia del estudio en este tipo de entornos. La conexión entre el estudio y los habitantes fue no solo inmediata, sino también profundamente constructiva, lo que permitió que los habitantes participaran activamente en cada etapa del proceso. Este estrecho vínculo dio como resultado la creación de esta casa, que refleja la sinergia entre el estudio y sus habitantes

El diseño sigue una línea tradicional, inspirada en las construcciones clásicas de la zona. La casa, desarrollada en una sola planta y en forma de «L», genera un patio central que actúa como el núcleo articulador de todos los espacios. Este recurso no solo responde a criterios de funcionalidad, sino que también crea un espacio de encuentro, protegido del viento y abierto hacia las mejores vistas. La disposición en «L» maximiza la conexión visual y física entre los ambientes interiores y el jardín central, generando una continuidad que diluye los límites entre el interior y el exterior.

La fachada principal formaliza su estilo rústico a través de tres volúmenes alineados que, al estar vinculados, conforman una estructura horizontal. Esta horizontalidad transmite estabilidad en el paisaje, mientras que la combinación de texturas, como la piedra local y el hormigón, otorga personalidad y arraigo a la casa. El uso de materiales autóctonos refuerza la idea de integración con el paisaje, permitiendo que la casa se mimetice con su entorno sin perder su identidad. La piedra, un elemento predominante, no solo aporta carácter a la estructura, sino que también establece un diálogo directo con el terreno, como si la casa surgiera naturalmente del paisaje.

El diseño del techo a dos aguas, un recurso arquitectónico típico de las construcciones tradicionales se interpreta con un enfoque contemporáneo. Este elemento no solo contribuye a la estética de la casa, sino que también tiene un rol funcional al facilitar la evacuación de aguas pluviales y mejorar el confort térmico. El vestíbulo de acceso, marcado por un claro eje de circulación, actúa como el espacio articulador, distribuyendo de manera eficiente los ambientes sociales y privados de la casa.

En el ala destinada a las actividades cotidianas, los espacios fluyen de manera libre en una planta abierta que integra cuarto de estar, comedor y cocina. Esta disposición responde a las tendencias contemporáneas de diseño, donde la apertura espacial favorece la interacción social y la flexibilidad en el uso de los ambientes. El comedor, se convierte en el centro del espacio, tanto funcional como simbólicamente. El ala privada está integrada por cuatro dormitorios, dos de ellos en suite. Esta disposición garantiza la privacidad de los habitantes, organizando los espacios de forma que cada dormitorio se relacione con el exterior mediante amplias aberturas, manteniendo así una conexión constante con el paisaje.

La simplicidad y funcionalidad del diseño se reflejan en la distribución eficiente de los espacios, priorizando la comodidad sin sacrificar el estilo. El diseño interior es una extensión del concepto arquitectónico, con una estética que combina lo rústico con lo contemporáneo. Materiales nobles como la madera y el hierro se utilizan para generar una atmósfera cálida y acogedora, mientras que el mobiliario de líneas simples y modernas aporta un toque actual, logrando un equilibrio entre tradición y modernidad. La integración de lo antiguo y lo nuevo refleja una arquitectura de campo actualizada, donde la funcionalidad y el confort conviven con respeto y en sinergia.

El vínculo entre el interior y el exterior se refuerza a través de grandes aberturas corredizas que conectan los ambientes principales con la galería exterior, generando una fluida transición entre ambos. Esta galería no solo ofrece un espacio de sombra y protección, sino que también prolonga la vida social de la casa hacia el jardín central, donde la piscina y el deck de madera actúan como protagonistas. La barbacoa, ubicada en el extremo de la «L», completa el esquema, generando un espacio ideal para el esparcimiento y las reuniones al aire libre.

Cada detalle, desde la elección de los materiales hasta la distribución de los espacios, está pensado para crear una experiencia de vida en conexión con la naturaleza, en un entorno único y privilegiado.

Fotografías Nico di Trápani

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