Implantado en el Barrio San Nicolás, el diseño de estas dos casas dúplex enseña el ejercicio de la simetría que no resigna sofisticación arquitectónica. Ambas unidades se integran a través de un gran pórtico como estructura central, generando el punto de equilibrio en la simetría que propone el conjunto. Además de funcional, ambas comparten un mismo ingreso vehicular a nivel de subsuelo, optimizando el aprovechamiento del terreno y maximizando la amplitud del espacio disponible para ser habitado. La imagen frontal de las casas es de carácter sólido e importante.
Al momento de resolver la implantación se trabajó a nivel de proyecto con la premisa de asegurar la intimidad y privacidad de cada unidad, para lo cual se estudió con mucho cuidado la conexión estructural. Cada una de las casas tiene su ingreso independiente en lados opuestos de la estructura central compartida, garantizando una convivencia pacífica y privada para los habitantes. El elemento arquitectónico clave que define la estética de este proyecto es el adosamiento del tejado, que remite a las construcciones tradicionales y, al mismo tiempo, instala un toque de modernidad y vanguardia en la disposición de la estructura.
Las casas se despliegan en dos plantas perfectamente definidas y organizadas, lo que otorga un ambiente contemporáneo y eficiente. El uso de colores neutros, como el gris humo en las paredes interiores, establece un versátil que permite a los habitantes personalizar su espacio de acuerdo a sus gustos. Las texturas nobles se hacen presentes en todo el diseño, con suelos de madera que aportan calidez y elegancia a cada rincón de la casa.
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Redacción Martín Flores
Fotografía José Pampín