Según el diccionario de la Real Academia Española, sustentable significa “que se puede sustentar o defender con razones”. En nuestro contexto el término sustentable es mucho más complejo, pero empecemos por decir que se encuentra extremadamente ligado al concepto de desarrollo sustentable. A su vez, la sustentabilidad está definida por tres pilares que se retroalimentan: el social, el económico y el ambiental. Cada uno de estos pilares debe estar en igualdad de condiciones, fomentando un modelo de crecimiento sin exclusión (social), equitativo (económico) y que resguarde los recursos naturales (ambiental). Entonces, el desarrollo sustentable debe contemplar una superación de la idea de desarrollo entendido como crecimiento económico aislado; debe tener en cuenta la incorporación de nuevas variables y dimensiones a la idea de desarrollo.
Casa en Punta Colorada
Arquitectos Javier Márquez y Valeria Seco
Obra Arq. Marianne Fellitti y Const. Marcelo Miranda
En este proyecto incidió como dato importante la conservación de los pinos existentes como dogma, en el entendido de que son la parte esencial del lugar. Su ubicación, sumada a la orientación del sol y algunas decisiones de vistas, daban pocas opciones de implantación. La decisión final de ubicar la construcción al fondo del terreno parte también de reconocer la cultura establecida de la tabula rasa en este tipo de obras. Desde allí se podía garantizar al menos una vista a escala del bosque.
Dado lo reducido del presupuesto y del programa, lo que hacía ciertos costos fijos desproporcionadamente pesados en el valor global, se estudió la factibilidad de obtener del predio parte material de la obra. Es así que el cerramiento exterior principal, el que cierra a los laterales y el fondo del predio, nace de la reutilización del suelo retirado para las instalaciones sanitarias. El nuevo material implicó simplemente el estudio del sustrato y el ensayo de la mezcla para su estabilización, con el fin de llegar a un material acorde con su función de cerramiento y portante. Este proceso, que conformó un muro de tapial, se trató de manera de exhibir su condición de sustrato, exaltando las sucesivas capas que lo componen, cual corte geológico. No se forzaron sus condicionantes a la forma, sino que la misma intentó respetar al máximo las lógicas constructivas propias, evitando artilugios comprometedores y costosos, apostando a su belleza racional. Luego sin prejuicios, se apeló bajo el mismo lema a los materiales a los que puede acceder un bajo presupuesto y pequeña obra en el interior del país: los tabiques de bloques fraccionan el único espacio interior, cuya lectura conjunta es leída gracias a las estructuras continuas del techo y el muro perimetral. Todos expresan su verdad material y constructiva: en ellos hay una posibilidad de leer la lógica productiva y proyectual.
La economía fue aquí aplicada también a la forma, tanto con el propósito de simplificar y optimizar el espacio, como con el de obtener menos componentes que ayuden a distorsionar la percepción del tamaño de la obra. La apelación a los cerramientos fenólicos planos y oscuros apuntan también en esa dirección.
Fotografías Javier Márquez y Valeria Seco