Arquitectura premiada. José Luis André en San Nicolás

La urbanización San Nicolás ha crecido considerablemente en los últimos años. Por su extensión y particular carácter urbano, ha significado una suerte de laboratorio experimental donde los más variados estilos arquitectónicos conviven. En ese contexto la obra del Arquitecto José Luis André destaca por la pureza conceptual de sus líneas, por el concepto moderno en el que se inspira. Por esta obra, André ganó un importante premio en el América Property Awards Architecture en su versión 2015.

 

Los habitantes, una familia con tres hijos adolescentes deseaba espacio para interactuar y a la vez poder resguardar intimidades. El lote escogido tiene 1000 metros cuadrados y está ubicado de manera particular, con dos frentes, uno anterior y otro posterior. Este último agrega además que enfrenta a una calle de circulación dispuesta en un nivel inferior, con lo que las vistas están aseguradas. La gran caja diseñada por André es vital. Se cierra en su fachada principal y se abre en la fachada posterior. El acceso principal es importante y está concebido en doble altura, incluye una gran escalera y un puente con baranda de vidrio. Las plantas están concebidas a medida de las inquietudes de los habitantes. La planta baja es abierta y prevé la posibilidad de cerramientos parciales mediante grandes portones de hierro que se guardan dentro de las paredes.

La cocina se abre hacia el living diario y juega con un criterio estético fantástico. El interiorismo es obra de las hermanas Armas y conjuga la practicidad con la elegancia de una manera singular, única. Importa saber que estas hermanas, precursoras del interiorismo en nuestro país lejos de perder vigencia, se mantienen a la vanguardia estética. La planta alta se divide naturalmente en dos sectores. La suite principal, totalmente aislada y una suerte de apartamento con dos dormitorios, baño compartido y vestidor, concebido para los chicos. En ambas situaciones los dormitorios cuentan con terrazas exteriores, revestidas con decks de madera que buscan las mejores vistas que ofrece el lugar. El Arquitecto asignó mucha importancia a la eficiencia térmica, pensando no solo en el invierno, también en el verano.

Esa idea lo llevo a proyectar el volumen con techos u aleros que se perciben como grandes bandejas y que estéticamente tienen un gran protagonismo estético-funcional. En verano generan la sombra necesaria y en invierno dejan entrar el sol debido a sus estudiadas dimensiones. También sirven para proteger la casa de la lluvia. Estas “bandejas” se proyectaron de tal manera para que dé la sensación que están “flotando” o “levitando” en el aire y sobre el terreno, dándonos una imagen clara de arquitectura contemporánea. Los materiales utilizados fueron pocos, la idea del equilibrio armónico y cromático en el diseño así lo demandó. Vidrio en barandas y ventanas, aluminio en los cerramientos, lapacho paraguayo sin tratamiento para los revestimientos de las fachadas y los decks, canela (madera) para los revestimientos interiores, los pisos, chapa oxidada para los paneles corredizos y los frentes de los hogares y microcemento para pavimentos, aleros y paredes de los baños.

La planta baja abierta vincula la cocina, el living diario, el living social y el escritorio. Mediante el simple accionar de dos sistemas de enormes puertas de hierro, guardadas en el interior de la mampostería, la planta se cierra total o parcialmente. Todos los ambientes miran abiertamente hacia el fondo, que con un sistema de aberturas totales, integra un living exterior con hogar y parrillero. Y la piscina. La altura del terreno logra que este jardín oficie de terraza que vuela sobre el horizonte poblado de árboles y vegetación natural.

Fotografía Estudio José Luis André

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