En una pequeña esquina del pueblo costero de Manantiales (Uruguay), se ubica esta casa de temporada, a pocas cuadras del mar. Dos grandes pinos existentes que se deciden respetar definen las opciones de emplazamiento, y reducen con sus copas el espacio aéreo disponible.
La propuesta de una construcción en madera tiene que ver con las vastas plantaciones de pino y eucaliptus que existen en el país y que impulsan una incipiente tradición constructiva en madera de reforestación. La sensibilidad arquitectónica del proyecto se nutre de cierta estética recurrente en las construcciones de playa, paradores y pasarelas de madera, y una tipología de viviendas de la zona que utiliza una galería perimetral que actúa como un espacio de vida veraniega que oscila entre el interior y el exterior, a la vez que protegen las fachadas del sol y la lluvia. El proyecto intenta captar el encanto de esas construcciones espontaneas, muchas veces improvisadas
a medida que se construyen o inacabadas por diversas razones.
Encuentra la nota completa en Revista Arquitectura&diseño #175
Redacción Martín Flores
Fotografía Javier Agustín Rojas