Planos plenos, vacíos y transparencias definen esta estructura diseñada a partir de las características del terreno escogido. Una loza vuela sobre
un sector de la fachada imponiendo un ingreso por inducción que a la vez opera como cochera abierta, en el centro una estructura de varillas de madera dispuestas en orden vertical genera la necesaria luz que al mismo tiempo genera la reserva de intimidad necesaria. En el otro extremo la esquina se convierte en una gran vidriera abierta hacia el jardín. En la planta alta el ritmo se invierte y el volumen queda resguardado por los árboles existentes en el predio, que fueron considerados al momento de resolver la implantación. El vínculo con la naturaleza también se genera
en patios interiores que aseguran luz y enriquecen la atmósfera que resulta.
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Redacción Diego Flores
Fotografía Sabrina Orr