Desde siempre los jardines, originalmente huertos, han significado una suerte de reflejo de los habitantes y de las sociedades que apuestan por ellos. Quien tiene la suerte de contar con terreno se enfrenta a decisiones importantes, cerrarlo, crear un huerto para cultivar alimentos, decorarlo con una línea de setos perfectamente armados, instalar fuentes. O generar espacios habitables donde la arquitectura que genera el habitante crezca naturalmente en medio de todas las gamas imaginables que ofrece el verde. Es el caso de esta casa para la cual JDVA imaginó un entorno ideal, donde la idea más fuerte está precisamente asociada a un entorno verde. La casa se levanta a partir de un gran arco, elemento felizmente recurrente en la producción del Estudio en esta época, que revestido de piedra caliza genera una base que sustenta la idea de remanso en medio del verde circundante. La planta alta se levanta sobria con una cubierta a dos aguas ligeramente inclinada.
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Redacción Martín Flores
Fotografía Silvestre