Vasco de quinta generación, Gerardo Azcuy es hijo de una docente y paisajista y un naturalista y paleontóloga y es el tercero de cuatro hermanos. El éxito profesional no resultó repentino y por el contrario es producto de la constancia, la tenacidad y una visión muy particular de la vida, la profesión y el prójimo.
…antes de esta etapa de realizaciones en las que hemos logrado construir muchos edificios y armar una empresa sólida y con proyección, emprendí, con un par de socios, la aventura de trabajar en Brasil. Adquirimos tierra, proyectamos y construímos un edificio. No nos fue bien, de hecho nos fue bastante mal, lo suficiente como para regresar a casa con ganas de empezar de nuevo. De ese aparente fracaso comercial y financiero surgieron aprendizajes muy intensos y densos, que entre otras cosas me recuerda siempre que somos mortales y podemos fallar, con lo cual el éxito lo vivimos desde otro lugar, de otra manera.
La peripecia de Gerardo Azcuy comenzó hace treinta y un años en Villa Lugano, cuando en una casa de formato “chorizo” ubicada sobre la calle Riestra funda su primer Estudio. Habían transcurrido seis años desde su ingreso a Facultad para que instalara su primera mesa de dibujo, una Schimitten sobre la cual realizó sus primeros bocetos y proyectó su primera obra: una casa. Los primeros diez años fueron de aprendizaje, ya que el conocimiento que se adquiere en las obras es el que da sustento a la información recibida en la Academia, en esta etapa proyecta y construye alrededor de cincuenta casas. En el año 1995 concreta su primera obra de escala, un edificio de apartamentos con el cual no generó ganancias económicas pero sí el impulso necesario para ir por más. Luego vendrá Brasil y más aprendizaje, para regresar a Buenos Aires donde a partir del año 1998 comienza la etapa que lo conduce hasta la realidad que actualmente lo ubica como uno de los desarrolladores de mayor éxito del país.
… somos hijos de la crisis sistémica que vive la Argentina, hemos nacido, crecido y nos desarrollamos en medio de panoramas económicos y financieros inciertos, donde cada decisión cuenta, por más insignificante que parezca. Y nos ha ido bien, muy bien. ¿El secreto? El cumplimiento en los proyectos, la seriedad con la que emprendemos cada proyecto, la delicadeza con la cual abordamos cada obra, la convicción de que el buen diseño es un buen negocio y por supuesto, la capacidad de generar equipos de trabajo, sin los hombres y mujeres que integran la empresa, nada de lo que hemos hecho sería posible. Nada de lo mucho que vamos a realizar será posible.
En AZCUY: Best Place to Live, junto a Gerardo encontramos a Matías Baldoni, socio y Director de Arquitectura y Martin Gaudino, Socio y Director de Administración. Actualmente trabajan cien personas en el Estudio y aproximadamente quinientas en las distintas obras que de manera simultánea construyen. La experiencia es un híbrido fenomenal, se trata de una Desarrolladora Inmobiliaria con Estudio de Arquitectura y una empresa constructora incorporada. El dato que llama nuestra atención, al seguir el relato de Gerardo Azcuy da cuenta de la cultura de trabajo que ha implementado. Los cursos de capacitación son permanentes y el vínculo que genera con quienes integran la empresa, en todos los niveles, trasciende lo conocido en materia de relaciones laborales. Desde la compra de veinte ómnibus para trasladar a todo el personal que lo requiera, los salones comedores, los incentivos económicos, todo abona la idea de apostar a la permanencia. Luego el resultado surge claro, cada edificio que proyecta y construye está impregnado de la misma emocionalidad y detalle con el que proyectó y construyó sus primeras casas. En la vorágine de la multiplicidad de obras este dato no se ha perdido y por el contrario se ha acentuado. La red de contratistas y asesores es la misma que cuando comenzaron a trabajar y estas circunstancias, todas, convierten a la empresa en marca.
Y a la marca en una rara avis que se consolida como referencia en la región. A propósito de la Fundación AZCUY, Gerardo nos comenta: en determinado momento sentimos la necesidad de asumir la responsabilidad social de nuestro papel en la sociedad y el mercado. Nuestra pasión por el arte nos llevó a incorporar distintas obras a nuestros edificios, en el entendido de que al hacerlo estamos promoviendo valores culturales y generando un diálogo con la ciudad y sus habitantes que va más allá del simple hecho de levantar una estructura con más o menos gracia. Luego entendimos necesario ir un poco más allá y decidimos crear una Fundación para administrar y llevar adelante el Premio Azcuy, orientado hacia el arte contemporáneo, mantener la colección de arte Azcuy y la Casa Alberto Heredia.
El Premio Azcuy es un concurso nacional dirigido a artistas individuales o colectivos argentinos o con residencia en el país con más de tres años y su misión es reconocer, difundir y fomentar la producción artística local, estimulando la puesta en valor del arte nacional. Lo llevamos a cabo en alianza con el Museo de Arte Moderno de Buenos Airesycadaproyectoesseleccionadoporunjurado de expertos. Con la Fundación nuestro propósito es crear bienestar para vivir mejor. Nos enfocamos en promover y llevar adelante diferentes iniciativas vinculadas a la arquitectura, el arte, el urbanismo, la sustentabilidad y la ayuda social como motores del desarrollo educativo, cultural, económico y de innovación. Nuestros ejes de trabajo son la cultura, el medio ambiente y la ayuda social.
La mañana en casa de Gerardo Azcuy transcurrió durante tres horas de animada conversación. La realidad argentina, de la región, las bondades de nuestro país, nos permitieron conocer un poco más acerca de la epopeya de quien ante nosotros aparece como un héroe que ha logrado sortear los obstáculos que representa desarrollarse y crecer en medio de tormentas perfectas que se desatan semanalmente.