En la tranquila y pintoresca costa este de Uruguay se emplaza esta casa-refugio que fusiona hábilmente la arquitectura con el entorno natural.
Concebida para resistir el embate del clima costero y para proporcionar un espacio de retiro en un paisaje rural próximo al Océano Atlántico, esta casa se destaca por su diseño ingenioso y su capacidad para integrarse armónicamente con el entorno. Desde su concepción, el equipo de arquitectos se enfrentó al desafío de crear un lugar que no solo resistiera las inclemencias del tiempo, sino que también celebrara la belleza y la tranquilidad del entorno natural. La casa se concibe como un único espacio abierto y continuo, que se entrelaza con el paisaje circundante,
proporcionando refugios íntimos y sombra para aquellos que buscan una conexión más profunda con la naturaleza. La elección de materiales fue fundamental en el proceso de diseño. Se optó por una austeridad material que no solo aportara textura y carácter a la estructura, sino que también fuera capaz de capturar la esencia del entorno y la interacción con el clima a lo largo del tiempo.
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Redacción Martín Flores
Fotografía Victoria Beledo

















