La Cultura del Diseño. Montevideo Diseña en CASA AYD 2025

Por Martín Flores

Fotografías AYD

 

 

Creer más en las causas que en las cosas es ya una forma de arquitectura. Implica sostener una mirada que se atreve a ir más allá del objeto para comprender el pulso íntimo de lo que nos convoca: las historias, los gestos, las transformaciones y los pasos invisibles que determinan por qué un lugar merece ser cuidado, repensado y celebrado. Trabajar desde las causas —y no solamente desde las urgencias materiales— es asumir un compromiso que combina emotividad, pasión y responsabilidad en partes iguales.

Cuando asumimos la tarea de recuperar el antiguo edificio del Club de Empleados del Banco Comercial, sabíamos que no se trataba simplemente de restaurar un inmueble. Era necesario comprender el trasfondo social, cultural y arquitectónico de esa casa que había sido durante décadas un punto importante de vida costera y encuentro ciudadano. El desafío, entonces, fue doble: respetar el espíritu de una época y, a la vez, preparar su despedida con la dignidad que merecía. Porque muy pronto entendimos algo esencial: esta sería la última gran fiesta del mítico club, y nuestra responsabilidad consistía en honrarla.

El progreso puede enlentecerse, puede incluso desviarse, pero no puede detenerse. Restaurar el viejo club fue, en ese sentido, un gesto profundamente humano, reconocer que todo ciclo llega a su fin, pero que en ese cierre se origina una nueva forma de habitar y de proyectar. En aquel acto se abrió también otra puerta —quizás sin que lo advirtiéramos del todo— hacia una etapa de reflexión sobre cómo crecen nuestras ciudades y hacia dónde se orienta la sensibilidad del diseño contemporáneo.

Treinta y tres años después, AYD ha sido testigo y protagonista de ese movimiento, desde sus páginas ha acompañado los cambios del territorio, los debates sobre la vivienda, la consolidación de nuevos lenguajes estéticos y la aparición de una generación de profesionales que entienden la arquitectura como un acto cultural, político y emocional.

Por eso este momento tiene un valor especial. Porque es la cristalización de una manera de mirar y contar el diseño. Dieciséis exposiciones después, La Casa de Arte y Diseño es el escenario perfecto para que estas transformaciones encuentren forma, luz y relato. Esta exposición ha sido un capítulo emotivo; cada montaje, cada proyecto, una ventana hacia lo que somos capaces de imaginar colectivamente. Y es precisamente esa acumulación —ese archivo vivo— lo que vuelve este libro necesario.

La escenografía que hoy presentamos en estas páginas es la que acompaña a la casa, la completa, la explica y la sostiene. Cada propuesta exhibida en La Casa de Arte y Diseño habla con espíritu del antiguo club, no desde la nostalgia, sino desde la conciencia de que estamos frente a un pasaje histórico entre dos maneras de entender el espacio. Acá, la arquitectura y el diseño se piensan, se interpreta. Las ideas se ponen en escena.

Este libro celebra ese recorrido. Celebra la valentía de mirar hacia atrás para comprender mejor hacia dónde avanzamos. Celebra a quienes han diseñado este lugar con trabajo, convicción y sensibilidad. Celebra al diseño uruguayo como una fuerza cultural con identidad propia.

Por eso quiero agradecer profundamente a cada uno de los profesionales que creyó en esta idea y se sumó con la energía necesaria para convertir La Casa de Arte y Diseño en un hito. Ustedes hicieron posible que este espacio se transformara en un laboratorio, en una plataforma, en un faro de tendencias. Un lugar donde se ensaya, se discute, se confronta y, sobre todo, se aprende cómo diseñar el día de mañana.

 

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