ESPACIO: UNA PAUSA DE VERANO EN LA OBRA
COLABORADORES: MAGUINOR MADERAS / MUSACCO / NATERIAL / RUFO HERMANOS / PLANTIVA / KRATKI
FOTOS JOSÉ PAMPÍN Y NICO DI TRÁPANI
El proyecto propone detener por un momento el ritmo de la construcción: un instante de descanso en medio del hacer. Las dunas de piedra evocan un paisaje en reposo, donde el movimiento se aquieta y la obra respira. Este espacio busca convertirse en un respiro compartido, un lugar donde la pausa se vuelve parte del proceso creativo y constructivo.
La idea inicial surgió a partir de la inspiración del proyecto “Hospitalfield Arts Garden”, diseñado por Nigel Dunnett para el Chelsea Flower Show 2025 en Inglaterra. Su propuesta, basada en dunas de arena y vegetación adaptada, llamó profundamente nuestra atención y se convirtió en el puntapié inicial para el desarrollo de nuestra obra. Aquella referencia nos invitó a repensar la relación entre paisaje, materia y tiempo de descanso, y a trasladar ese espíritu a nuestro propio contexto.
Desde el comienzo, el proyecto se concibió como una serie de tres dunas de distintas alturas, generando movimiento y ritmo dentro del espacio. Las superficies, formadas con piedra y pedregullín de diferentes tonalidades, fueron provistas por Rufo Hermanos, quienes colaboraron brindando materiales naturales de excelente calidad. Las piedras lajas envuelven y enmarcan los caminos, definiendo recorridos suaves que acompañan las ondulaciones del terreno.
Entre las dunas, crecen especies vegetales resistentes al sol y al viento, seleccionadas cuidadosamente por su capacidad de prosperar en un suelo mineral y de bajos nutrientes. Este criterio de selección responde a una mirada más sustentable y respetuosa con el ambiente, en la que el diseño se adapta al terreno y no a la inversa. El proyecto invita a cambiar la mirada como paisajistas: aprender a aceptar y trabajar con el suelo existente, en lugar de modificarlo para imponer determinadas especies. Plantar desde el reconocimiento del lugar se vuelve aquí un acto de coherencia ambiental y de respeto por el entorno.
Los andamios, elementos propios del trabajo en obra, se transforman en
soportes para hamacas paraguayas, resignificando su función y convirtiéndolos en símbolo de ocio y contemplación. Este gesto lúdico reinterpreta lo cotidiano: donde antes había esfuerzo, ahora hay descanso; donde antes había estructura, ahora hay pausa.
En el centro del proyecto, un fogón convoca al encuentro. El fuego remite tanto a las vacaciones como al ritual del asado de obra: ese momento semanal en que las personas se reúnen alrededor del calor compartido. Es un espacio de comunión, donde la pausa se celebra y el trabajo se reconoce.
“Una pausa de verano en la obra” es, en definitiva, un homenaje a la obra y a quienes la hacen posible: obreros, arquitectos, paisajistas y todos los que forman parte del proceso constructivo. Es un llamado a detenerse, observar y disfrutar. A encontrar un momento de quietud en medio del hacer continuo. Una pausa que no interrumpe la obra, sino que la completa.



















