En la Casa de Arte y Diseño no podían faltar esos fieles cómplices de la vida doméstica: los electrodomésticos, esas criaturas mecánicas que respiran, vibran y zumban como si un invisible corazón eléctrico latiera en su interior. Son, desde hace décadas, los silenciosos aliados que nos asisten en la rutina y nos acompañan en los espacios donde trabajamos, recordándonos que la modernidad también tiene alma.
Para esta edición, JAMES irrumpió con dos piezas de su nuevo catálogo, tan exactas en su diseño y tan seguras de sí mismas, que parecían recién llegadas de un futuro pulcro y luminoso. No sorprendieron solo por su elegancia, sino por esa manera sutil —casi insolente— de recordarnos que la tecnología, cuando se vuelve arte, también puede conmover.
Fotografías José Pampín






