El arte de habitar con elegancia y sentido. Donaldo Koo

Por Ramiro Colinet

 

Interiorista paraguayo de mirada sensible y estilo personalísimo, Donaldo Koo reivindica el “buen vivir” como un arte cotidiano. En sus proyectos, lo funcional y lo bello conviven sin tensiones. La luz, los objetos con historia y las texturas nobles son el corazón de una propuesta que busca siempre emocionar.

Donaldo Koo no sigue tendencias. Su brújula es otra: la escucha atenta, el respeto por la historia de cada espacio y la búsqueda de una atmósfera genuina. “Diría que mi estilo es ecléctico y muy personal. Me gusta mezclar piezas con historia, materiales nobles y toques contemporáneos”, afirma. Su manera de diseñar tiene que ver más con componer que con decorar, con construir un universo que refleje a quienes lo habitan y que, al mismo tiempo, les devuelva belleza, calidez y sentido.

Para Koo, el “buen vivir” no es un lujo reservado a pocos, sino una forma de habitar que se cultiva con sensibilidad. “Es rodearse de cosas que aportan bienestar: luz, armonía, texturas agradables, objetos con valor afectivo”, explica. Por eso, sus proyectos buscan ser funcionales, pero también sensoriales. Ambientes que se sientan vividos, amables, auténticos. Que mejoren la calidad de vida. Su mirada sobre los interiores se fue formando desde la infancia, cuando ya se detenía a observar cómo la distribución o un detalle podía alterar por completo la energía de un lugar. “Con el tiempo, eso se convirtió en una forma de mirar y en una pasión”, recuerda. Esa curiosidad inicial se transformó en oficio, y el oficio, en un lenguaje propio. Aunque sus espacios siempre son únicos, hay elementos que se repiten como firma: la luz natural como protagonista, las texturas reales, el arte, los libros, las flores frescas, y alguna pieza que cuente una historia. “Me gustan los espacios con capas —dice—, que inviten a quedarse, a disfrutarlos sin rigidez”.

Entre sus referentes menciona a diseñadores como Miles Redd, Bunny Williams y Jacques Garcia, por su audacia y dominio del color. Pero también nombra al mundo de la moda: “Givenchy, Chanel, Valentino, Saint Laurent… Todos entendían el arte de vivir con elegancia. Sus residencias son tan expresivas como sus colecciones”. Su proceso creativo comienza escuchando. Luego, observa el espacio con atención, interpreta sus posibilidades, imagina atmósferas y sensaciones. Sólo después de ese trabajo sensible, llega lo técnico: la paleta, los muebles, la distribución. La estética, para él, nunca es decorativa en el sentido superficial: “Un espacio bello pero incómodo no sirve, y uno funcional sin calidez, tampoco”.

Lejos de una visión fría del diseño, su práctica está atravesada por la vida misma. Viajes, jardinería, cocina lenta, fotografía, libros. Todo lo que involucra tiempo, detalle y disfrute lo inspira. “Me encanta caminar y observar: la luz sobre una pared, una ventana abierta, una mesa bien puesta. Esas pequeñas escenas cotidianas me llenan de ideas”.

Hoy, con una identidad consolidada, también aprendió a cuidar el equilibrio entre lo personal y lo profesional. “Darle valor al descanso, a la calma. Cuando estoy bien, mi trabajo fluye mejor”.

Donaldo Koo es un defensor del diseño que no grita, pero sí conmueve. Su trabajo tiene la elegancia de lo íntimo y la fuerza de lo auténtico. En un mundo acelerado, sus espacios son un recordatorio de que habitar también puede ser un acto poético.

Fotos: Donaldo Koo

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