Por Martín Flores
Dicho así, parece apenas un número entero. Pero cada uno de esos años tuvo su forma, su textura, su ritmo. Y juntos hacen una historia, la piel de esta revista, que es la nuestra. Prácticamente nací con ayd. Mientras otros aprendían a caminar, yo aprendía a reconocer un buen papel, a oler la tinta fresca, a distinguir una foto. Crecí entre planos, conversaciones sobre arquitectura y diseño, y viajes por casas que todavía no existían. Mi padre, fundó esta revista sin saber que estaba sembrando algo mucho más grande que una editorial, se trataba de una manera de mirar, de entender, de contar la arquitectura y el diseño en Uruguay. No como espectadores, sino como testigos y protagonistas de un tiempo que cambia —y que también nos define. Hoy, al cumplir treinta y tres años, siento que ayd ya no nos pertenece solo a nosotros. No es solo de mi padre, ni mía, ni de nuestra familia. Es de todos los que alguna vez encontraron en sus páginas una idea, inspiración, un gesto que les abrió un camino, una idea. Es de quienes entendieron que ayd habla y cuenta de cómo elegimos habitar el mundo. Por eso elegimos este título. Treinta y tres. Lo que el tiempo nos enseñó, es un acto de gratitud. El tiempo nos enseñó a escuchar antes de opinar. A mirar con atención antes de afirmar. A editar con respeto. A saber, que el diseño es forma, sí, pero también es cultura, identidad y memoria. Es una sinergia entre lo que fuimos y lo que está por venir. Porque la historia no es algo que se archiva: es algo que se vive, se revisa, se proyecta. Y aunque aprendimos mucho, sabemos que lo mejor aún está por descubrir, nuevas generaciones, nuevas formas de habitar, nuevas preguntas, nuevas plataformas para contar lo que vemos. Y en ese camino hacia lo que viene, elegimos detenernos un instante para mirar con atención lo que fuimos y lo que somos.
Por eso, en esta edición especial, decidimos celebrar los 33 años de A&D con los 33 estudios que —como la revista— ayudaron a construir una manera de mirar la arquitectura y el diseño en Uruguay. En una selección consciente, representativa y emocional. Son nombres que nos acompañaron, nos desafiaron, nos enseñaron a narrar mejor lo que vemos. Son estudios que transformaron nuestras páginas en ideas, y proyectos en cultura. Cada uno, a su manera, forma parte de esta historia. Y todo lo que todavía queda por contar.