La importancia de la forma. Juan Abal Rubio en Colinas de Carrasco

La casa se levanta, imponente, en un terreno alto del barrio Colinas de Carrasco. El proyecto del arquitecto Juan Abal Rubio es una provocación para los curiosos que se pierden en el fascinante juego de volúmenes que integran una estructura singular.  El arquitecto Juan Abal Rubio es egresado de Universidad ort, generación 2012. Pesar de sus jóvenes 31 años, cuenta con una gran experiencia en la actividad de la construcción, producto de su pasaje por importantes estudios de arquitectura y constructoras de nuestro país. Su entusiasmo y ganas de crecer como profesional lo ayudaron a tomar la decisión de radicarse en Australia, donde trabajó para empresas de renombre, como la desarrolladora de bienes raíces Brunswick Group, en la que ejerció el cargo de gerente de desarrollo, incrementando así su conocimiento y alimentando su esencia como profesional.

“Vivir en otro país fue muy importante, conocer una nueva cultura en la que el avance de la construcción no solo es más grande, sino que es más profundo. El respeto por las formas y el paisaje es fundamental, creo que eso configura la esencia de todo proyecto sin importar la escala.”

Este proyecto, fiel al comentario de Juan Abal Rubio, logra adaptarse con materiales y formas particulares a un entorno sumamente natural. Esta residencia es la primera intervención de Juan como arquitecto independiente. La casa intriga y sorprende con su volumen balanceado en una estructura constituida por contenedores náuticos, transformando la simple forma rectangular en un elemento de extrema levedad y alimentando la sorpresa y la reflexión de cómo se sustenta un volumen grande sobre otro mucho más pequeño y flota en dirección del barrio.

La premisa arquitectónica fue concebir, a modo de planta invertida, que todo el interior se pueda abrir hacia los laterales y así apreciar el entorno natural en todas sus dimensiones.

“Mi arquitectura es universal y, más allá del sentido plástico en la proyección, esta casa manifiesta el profundo respeto que siento por ciertas reglas a seguir, como lo orgánico, por medio de los vidriados, y la solidez y la estética, mediante los materiales y las texturas que componen la estructura, dadas por el contraste de la naturaleza con las plantas inspirado por el trabajo del arquitecto chileno Enrique Browne en el edificio Consorcio en Santiago de Chile, en el volumen bajo o el revestimiento en madera lapacho del superior.”

La planta alta está constituida por dos ambientes, el dormitorio en suite y el área destinada a uso social. El living-estar principal es cómodo y espacioso, la mezcla de estilos rústico y contemporáneo juegan con las magníficas obras de arte de la artista Marisa Rubio, que brindan armonía al conjunto.

Los grandes ventanales revelan la altura de la construcción y regalan vistas maravillosas hacia el barrio. Contigua al estar, separada por una isla rectangular de hierro y madera, se encuentra la cocina. El contraste de colores puros y colores opacos logra una magia especial en el cromatismo espacial del ambiente. También en planta alta se encuentra la suite principal, que fue proyectada con vistas hacia el barrio. El acceso al dormitorio es limpio y cómodo. La división del espacio dormitorio y vestidor de un solo ambiente es lograda a través de una pared divisora. Este ambiente mantiene la coherencia en sus colores y texturas con el resto de la casa.

En planta baja, una gran puerta de entrada enfrenta a la escalera funcional en forma de U, que nos indica claramente en el circuito el concepto de planta invertida. Una habitación para huéspedes, toilette y un ambiente destinado a la recreación, terminan de constituir la distribución de esta planta.

 

Fotografías José Pampín

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